A 70 años de la llegada de las cenizas de Mella a Cuba

Margarita Piedra Cesar
Margarita Piedra Cesar
Jefa de redacción digital
A 70 años de la llegada de las cenizas de Mella a Cuba

El 27 de septiembre de 1933, hace hoy 70 años llegaron a Cuba desde Ciudad México, las cenizas del líder estudiantil, comunista y antimperialista Julio Antonio Mella, asesinado el 10 de enero de 1929 en la capital azteca, por matones al servicio del dictador cubano Gerardo Machado.

MargaritaEn La Habana, las cenizas del destacado luchador revolucionario fueron recibidas por una impresionante manifestación de pueblo, que le rindió homenaje póstumo al joven que con apenas 26 años de edad, ocupaba ya un lugar cimero en la historia de la patria, por su entrega a la causa de la justicia social.

Después del asesinato de Julio Antonio Mella sus cenizas debieron permanecer en México, debido a la permanencia en el poder en Cuba de su asesino Gerardo Machado, quien en agosto de 1933 fuera derrocado por una huelga general obrera y revolucionaria.

Poco más de un mes de la caída de Machado, los compañeros de lucha de Mella en el Partido Comunista decidieron trasladar sus cenizas a la nación cubana, para que estas permanecieran siempre bajo la custodia del pueblo por el cual luchó y entregó su vida.

El enterramiento de las cenizas de Mella fue convocado para el 29 de septiembre, para que todos pudieran rendirle el merecido homenaje. Pero en esa fecha se produjeron en La Habana diversas manifestaciones que fueron violentamente reprimidas por la policía y el ejército del General Fulgencio Batista, quien había declarado que no permitiría disturbios en la población.

En un multitudinario acto celebrado en la capital, pronunció su último y vibrante discurso público, Rubén Martínez Villena, compañero de lucha de Mella y en esos momentos Secretario General de la Confederación Nacional Obrera, quien después de esta actividad tuvo que ser ingresado en el sanatorio La Esperanza, donde falleció el 16 de enero de 1934 a causa de la tuberculosis.

Para evitar que las cenizas de Julio Antonio Mella fueran secuestradas por el régimen de Batista, su también compañero de lucha Juan Marinello las guardó secretamente durante más de un cuarto de siglo.

No fue hasta 1976 que las cenizas fueron depositadas en el memorial que la Revolución le construyó al joven luchador, en las proximidades de la colina universitaria, donde desde entonces permanecen bajo la vigilancia del estudiantado y de todo el pueblo de Cuba libre.

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