El maestro siempre ha sido una figura muy importante en la sociedad cubana, sobre todo a partir de 1959, cuando con el triunfo de la Revolución, creció su protagonismo en numerosas acciones y fue validado su rol, desde el propio principio de la prédica martiana de “ser culto para ser libre”.
La trascendencia del sistema educacional en nuestro país se revela en la formación de miles de profesionales de todas las esferas, quienes han permitido infinidad de logros en la Salud, la Ciencia y en las diferentes líneas de desarrollo, con la suerte de contribuir al progreso nacional y a la invencibilidad de la Revolución.
En la nueva etapa de continuidad y fortalecimiento de la nación, que asumirá la Décima Legislatura de la Asamblea Nacional, el maestro como figura esencial, deberá desempeñar un papel clave, no solo en el ámbito de los centros educacionales, sino como parte de los actores de la comunidad, tal y como fundamentan los propósitos de la Ley de Comunicación Social, pendiente de aprobación.
Como ya se ha venido informando, la referida Ley dará fuerza, entre otros asuntos, a la comunicación comunitaria, en el sentido de transformar nuestros barrios, a tono con las aspiraciones de alcance social, que asumirá en su proyección el parlamento en la nueva legislatura. Eso se refiere a reforzar la necesaria educación de los ciudadanos, de modo que estimule la actuación consciente en los cambios de comportamientos en el entorno local.
En tal sentido, los maestros serán ejes principales para contribuir a afianzar la identidad, los valores, las tradiciones, los símbolos y la diversidad cultural, como sustenta la esencia de la Ley; asimismo, el trabajo de conjunto con el resto de los actores comunitarios fortalecerá el diálogo con el pueblo, la transparencia y su participación en la gestión gubernamental, y coadyuvará a levantar la motivación y el sentido de pertenencia.
En la naturaleza de las personas, están presentes características similares, que los diferencia de otros, a partir del lugar donde nacieron, de sus raíces y la incidencia de acontecimientos sociales durante su vida, de ahí los rasgos distintivos de cada provincia y de cada localidad. Igualmente sucede entre los barrios, hay problemas comunes y otros que los diferencian, he ahí el imprescindible análisis y la estrategia a seguir para los cambios de conducta y la comprensión acertada de los procesos.
La propuesta es clara y sensata, y se deduce del contenido de la Ley, en espera de aprobación: enaltecer el papel del maestro en la comunidad con las acciones que correspondan, a partir de una visión atemperada a los problemas actuales y a las urgencias formativas del entorno. Al tiempo de potenciar una cultura integral en los docentes, se contribuirá a elevar la educación y la aprehensión de valores en la actitud de todos, y como dijera José Martí, “…a equipar la mente para la faena de la vida”.
