San Luis, Santiago de Cuba, 5 mayo.— La COVID-19 transformó rutinas. Hace más de un año el quehacer, la vida en el planeta cambió. La adaptación a nuevos estilos fue difícil, pero no imposible para las madres sanluiseras.
Todo comenzó por la confección de mascarillas para donar a los demás, se fueron sumando la entrega de alimentos a los necesitados, la información diaria y sin desgastarse para dejar en quienes escuchan percepción del peligro, la producción de alimentos o el combate a la pandemia desde la zona roja aquí y como parte de los profesionales de la salud, que en varios grupos conforman la brigada Henry Reeve.
Con orgullo se lee en nuestros medios digitales, por ejemplo, que muchas de esas brigadas las integran mujeres en mayoría y muchas son madres de uno o más hijos.
Otra vez llega mayo, el mes para homenajear a mamá. Este año como en el anterior no habrá celebración con aglomeraciones, es cierto, pero el café conversado en casa, la llamada telefónica desde un centro hospitalario o de aislamiento, desde la distancia debido al viaje pospuesto, seguirán uniéndonos, servirán estas muestras de amor para reafirmarnos cuanto festejamos a ese ser irreemplazable que en una etapa tan difícil como la que vivimos ante la pandemia, decidió ser resiliente y continuar guiándonos.
Que este día de las madres sea otro pretexto para extender el homenaje a cada segundo de su existencia.
