Autor: Oscar Sánchez Serra, enviado especial Granma
París.–Es muy probable que nadie tuviera en cuenta esta presea dorada, o mejor, nadie que no fuera él. «Por mi mente solo pasaba que ganaría la pelea. Sabía que no podía dejar de golpear, sin descuidarme, porque él es un gran boxeador».
Erislandy Álvarez, además, no quería que el buque insignia del deporte cubano se fuera en blanco. Esa fue su motivación.
«Guapo y fajao, como se dice en buen cubano, Erislandy Álvarez se ha llevado un oro disputado hasta el último golpe. Así se pelea y así se gana, hasta con los pronósticos en contra. Con coraje, con pasión y con alegría. Cuba celebra y baila contigo por esta victoria bonita», expresó en x, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Le preguntamos al Vikingo de Cienfuegos cómo se sentía de líder de la escuadra cubana más ganadora de medallas en Juegos Olímpicos.
«No soy el líder, solo he ganado una medalla de oro, hay que seguir luchando; los líderes somos todos en el equipo, en el cual nos ayudamos en cualquier circunstancia», aseguró Erislandy.
Cuando le dijimos que, con la suya dorada, Cuba ascendió al puesto 21 del medallero, aseguró que serán más de dos las preseas que nos quedan por obtener.
Fue una tarde-noche engalanada por el brillo de los premios de Yusneylis Guzmán y Gabriel Rosillo, de plata y de bronce, quienes recibieron el abrazo de Díaz-Canel, mediante las redes.
No es casual que las medallas se hayan obtenido en boxeo y en lucha. Así como Cuba no deja de combatir, en París, también el deporte sigue en combate.