Con el signo de Nagasaki e Hiroshima

Abuela Amanda tuvo razón, vine “después de la bomba”, pero diecisiete años después.

Llegar al mundo por la puerta natural en fecha cumbre para la humanidad, es importante, pero si se trata del mismo día del criminal lanzamiento de una de las dos bombas atómicas, pudiera verse como un designio de “ave de mal agüero”.

Aquella mañana del 6 de agosto de 1962 se movilizó un grupo de vecinos de la barriada de Veguita de Galo, porque comenzaron las contracciones de la esposa de Tao, un indio, que trabajó desde los primeros años en la llamada Cuban Telephone Company en Santiago de Cuba.

Taíto, como lo llamaron los vecinos y en muchas partes de Santiago de Cuba, tuvo un primer varón hace menos de un año, pero deseoso en llenar la sala de una prole considerable, día a día, contó las horas del próximo parto, y en ése camino, revisó los periódicos, las bohemias, y de pronto, surgió una preocupación porque los médicos anticiparon que el nuevo hijo pudiera nacer en la primera decena de agosto, y ya era el quinto día, tan sólo a horas del aniversario 17 del lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima.

Pidió a los santos, consultó con su querida madre Amanda Picarín, una visionaria que vivió en las alturas de San Carlos y Reloj, en una casa que nada envidió a una notaría o bufete, por la cantidad de personas presentes en cola cada mañana para saber del futuro, hasta que ella le dijo: ¡Tranquilo, ése nieto viene después de la bomba”.

Ese fue un consuelo que duró poco, porque mientras más leyó Taíto, se le apretó el pecho, ante el impacto que dejó aquel crimen del gobierno estadounidense con el empleo del bombardero Enola Gay, al dejar caer sobre la ciudad de Hiroshima la Little Boy, la bomba de 16 kilotones, a las 8:15 de la mañana el 6 de agosto de 1945.

La revista Bohemia mostró aquella foto con la sonrisa criminal del coronel Paul W. Tibbets, de 31 años, el piloto yanqui que condujo el bombardero B-29

Unas 140 mil personas murieron de un soplo en Hiroshima al caer la bomba de uranio-235 de cuatro mil 400 kilogramos de peso, tres metros de longitud, de setenta y cinco centímetros de diámetro y una potencia explosiva de dieciséis kilotones, – mil 600 toneladas de dinamita-, a una altitud de seiscientos metros sobre la mencionada ciudad japonesa.

Fue tanta la sugestión que apenas trabajó Taíto, hasta que terminó el día seis y agradeció los rezos de los vecinos de Veguita de Galo, porque el bebé no nació en esa fecha, sin embargo, la propia lectura y su actualidad lo llevó a un segundo momento de stress, ya que faltó el nueve de agosto, el día del lanzamiento de la segunda bomba atómica por el capitán Kermit Beahan, sobre la ciudad japonesa de Nagazaki.

Aquella segunda bomba atómica se le apodó Fat man, portadora de plutonio- lanzada a 550 metros de altura, un artefacto de tres metros y 25 centímetros de largo, por 1,52 de diámetro, y con un peso de cuatro mil 630 kilogramos y potencia de 25 kilotones.

El presidente de turno en los Estados Unidos era Harry S. Truman, orgulloso del “valor” de sus marines como venganza ante la respuesta japonesa en Pearl Harbor y la horca del general Hideki Tojo, primer ministro de Japón.

Así muchos historiadores acuñaron que fue el sello final de la segunda guerra mundial. Vendrían los pactos incumplidos, pero nunca la eliminación total de las armas nucleares, todo lo contrario, hasta el colmo de hoy por el despliegue de tres mil 316 ojivas nucleares estratégicas, en tan sólo cuatro naciones: Estados Unidos, Rusia, China y Francia.

Una realidad, que si bien no signó al segundo hijo de Taíto nacido el 9 de agosto, al menos el pequeño creció y ganó fama como rastreador sistemático de los peligros que aún vive la humanidad a 79 años del holocausto en Hiroshima e Nagasaki.

Abuela Amanda tuvo razón, vine “después de la bomba”, pero diecisiete años después.

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Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
Saludos desde México. La cultura de la previsión así como la calidad en el trabajo ayuda a los pueblos de…
Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
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