La más multitudinaria fiesta de los trabajadores cubanos colmará nuevamente las principales avenidas de todo el país, cuando este Primero de Mayo se empine con la fortaleza de la unidad y la decisión de vencer las dificultades por convicción y amor a la Revolución.
En muchos sitios del planeta los asalariados saldrán a las calles a hacer reclamos necesarios por los acuciantes problemas de hambre, sueldos ínfimos, insalubridad, explotación y trato desigual, donde el pobre es ignorado y cejado a su suerte, en sociedades gobernadas por los dueños de las riquezas.
En Cuba el panorama es distinto, porque impera la justicia social, donde se distingue la equidad y la igualdad, porque lo más preciado es la vida de los seres humanos.
Todas las legislaciones, derivadas de los postulados de la Constitución de la República, los programas, las acciones y el orden social y económico de la nación tributan, en beneficio de todos los nativos.
Los cubanos conocen que los problemas, que afronta hoy la economía del país, no se resuelven con contradicciones irracionales porque la Revolución la hizo el pueblo para todos y por el bien de todos y porque es de sobra conocido que la causa principal de la situación actual es el genocida bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por la política estadounidense durante más de seis décadas.
Los enemigos y sus séquitos no entienden cómo en medio de la asfixia económica, que hoy genera carencias de todo tipo, los apagones por déficit de generación eléctrica provocados por averías o mantenimientos imprescindibles a las termoeléctricas; la inestabilidad en la distribución de la canasta básica y otras dificultades, fruto del bloqueo, la inmensa mayoría confía, resiste y emprende tareas resolutivas para romper obstáculos y avanzar, no con el ceño fruncido, sino con ese carácter alegre propio de las mujeres y hombres de este archipiélago.
Por eso cuando el sol anuncie el amanecer del primer día de mayo, las calles, avenidas, caminos de todo el entramado geográfico de Cuba estarán colmados de mucha gente, rumbo a sus puntos de concentración para patentizar su respaldo a la gloriosa obra.
Esta vez, con mucha más fuerza, la dignidad colmará los sentimientos y actitud de cada cubano para mantenerse firmes ante la campaña mediática, dirigida a provocar confusión y descrédito de la Revolución.
Ni un hálito de duda, será una gran fiesta, donde, como siempre, reinará la alegría porque el pueblo sabrá resolver sus problemas con el coraje, la inteligencia y la fuerza de todos, y ante el mundo quedará demostrado, una vez más, por quien late el corazón de los cubanos.
