Los cubanos son reconocidos en cualquier lugar, no solo por el carácter jovial y la manera franca y amable de comunicarse, pero también es fácil identificarlos por el sentido de pertenencia de su origen, por sus marcadas expresiones de lealtad o incondicionalidad aunque tales términos, no signifiquen lo mismo.
La lealtad es un principio, un valor inherente al ser humano, a partir no solo de un compromiso social, sino sobre todo como un proceder sincero, donde la identidad, el humanismo y la honradez se entrelazan de modo natural.
No por causalidad el patriotismo se define en nuestro contexto como lealtad a la historia, la Patria y la Revolución Socialista.
En el decurso histórico de nuestro país los cubanos han dado pruebas de su actitud leal en clara correspondencia con las raíces de rebeldía y lucha patriótica por la independencia de la nación, y no ha habido momento difícil que no se hayan entregado con verdadera adhesión a la amada patria.
La Revolución nos ha enseñado a no olvidar la historia, ni a los que dieron su vida, y eso es lealtad; a actuar con dignidad y decoro, a protagonizar, involucrarnos y sentirnos responsables en todos los procesos por el avance social y económico; ante el dolor y las alegrías abrazarnos; defender con inteligencia y garras nuestras conquistas; no flagelar jamás; levantarnos ante los obstáculos y revertir los reveses en victorias. Hacer todo eso, con verdadera convicción, es ser leal. ¡¿Qué decir de la resistencia del pueblo y su respaldo a la obra en los momentos tan difíciles que vivimos?!.
La incondicionalidad transita por otra concepción y así lo significó el reconocido intelectual cubano, Waldo Leyva, en entrevista realizada hace pocos años, al decir: “Para mi la lealtad es algo inviolable. Es un tema que he tratado en más de una ocasión en la poesía y se lo debo también a Santiago… Yo prefiero al leal y miro con mucha reserva al incondicional. La incondicionalidad es un oficio, la lealtad es un principio inviolable…” y lo ejemplificó con un fragmento de uno de sus poemas:
Si mandas el leal será el sostén que necesitas.
No confíes jamás en quien te anuncia
sin condición su entrega.
Nunca el leal limpiará con su lengua tu camino,
ni aplaudirá tu soberbia o tus errores,
pero sabrá morir contigo.
Muchas veces se actúa a ciegas sin profundizar de qué se trata, sea o no plausible el hecho, y dejando a un lado la valoración crítica. La lealtad tiene otro significado y así lo prueba la fortaleza de la unidad del pueblo cubano.
donde está implícita esa actitud leal de la cual fuera su máximo paradigma Fidel Castro Ruz, nuestro Comandante en Jefe.
La nitidez del asunto está en que lealtad e incondicionalidad tienen señales parecidas, pero no están en idéntica dimensión, lo que invita a reflexionar en nuestra conducta cotidiana. De hecho la construcción de nuestro presente y futuro se afirma en hombres y mujeres, quienes trabajan arduo para revertir los problemas, respetan su función social, son objetivos y producen conscientemente valores materiales y espirituales. Es la batalla franca,
desde la lealtad, que fundamenta la autenticidad de nuestra obra.
