Cuba experimenta avances en la conformación de su Programa de reducción y eliminación de los gases refrigerantes hidrofluorocarburos (HFC) para el período 2023-2045, uno de sus compromisos internacionales contenidos en la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal sobre impactos del cambio climático.
Nelson Espinosa Pena, Doctor en Ciencias y jefe de la Oficina Técnica del Ozono (OTOZ), confirmó a la Agencia Cubana de Noticias que de manera anticipada comenzaron los preparativos sobre los HFC, sustancias de efecto invernadero que se liberan a la atmósfera durante los procesos de fabricación y de fugas, reparaciones y desechos de los equipos que los utilizan.
Un ejemplo es el hecho de que su agrupación impartió un seminario para que las empresas de Servicio de Refrigeración y Aire Acondicionado comiencen a elaborar sus respectivos planes relacionados con las dañinas emanaciones.
La nueva encomienda nacional para los próximos años figura en la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, Canadá, según la cual, en las próximas tres décadas debe reducirse en más de 80 por ciento la producción y el consumo proyectados de hidrofluorocarburos (HFC), compuestos orgánicos empleados en acondicionadores de aire y otros dispositivos.
Especialistas nacionales y del Programa Regional de ONU para el Desarrollo demostraron en el citado seminario sus proyectos, que serán sometidos a la consideración de representantes de las empresas de Servicio de Refrigeración y Aire Acondicionado.
Incluyó el debate a entidades que emplean HFC en ómnibus, trenes, contenedores y camiones refrigerados, al igual que una propuesta para la recogida de la información pertinente, de particular interés para la elaboración de informes que deben ser aprobados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
Capacitación, clave para uso seguro de refrigerantes
Por su impacto, constituyeron temas recurrentes los cursos de capacitación de los técnicos de refrigeración y aire acondicionado en alternativas libres de HFC y de bajo potencial de calentamiento atmosférico, así como las proposiciones de convenios con las empresas vinculadas a su reducción gradual.
En estos casos, los institutos politécnicos ofrecen la posibilidad de preparar personal calificado sobre el uso de nuevas tecnologías y refrigerantes para mejorar el rendimiento de los sistemas y su calidad de buenas prácticas.
Las clases sobresalen por su contenido teórico y práctico, y cuando concluyan deben ser certificadas por las delegaciones del CITMA.
A pesar de su trascendencia, son cuestionadas por especialistas por la falta de motivación de los alumnos, selección y atención por directivos de entidades que tienen la responsabilidad de encauzarlos, según experiencias puestas de manifiesto en más de una ocasión.
Cuba no es un gran emisor de gases de efecto invernadero, pero ratificó el Acuerdo de París de 2016, que establece medidas para la reducción de las emisiones, mediante mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas a fin de impedir efectos del calentamiento global.
El gobierno cubano es firmante del Protocolo de Montreal en 1992, ante la creciente producción y consumo de químicos industriales como los clorofluorocarbonos (CFC) utilizados en refrigeradores, acondicionadores de aire, nebulizadores, espumas aislantes y mobiliarios.
Por efecto de su vocación ambiental, uno de sus resultados apunta a la reducción de estos productos muy usados en la refrigeración, las espumas y los aerosoles, así como la eliminación del bromuro de metilo y el tetracloruro de carbono.
Una evidencia de su gestión es que en 2017 en Canadá recibió el Premio de Ozono, el mayor estímulo del Protocolo de Montreal para controlar y eliminar la producción y el consumo de sustancias de ese tipo, que en la práctica constituyen un clamor de la comunidad internacional.
Por Lino Luben Pérez