Aoun solicitó un apoyo que ofrezca respiro a los ciudadanos y a una posible reactivación del sector económico para recuperar el valor de la moneda nacional.
‘Son importantes los libaneses en el exterior para restaurar la economía y reducir los efectos de la situación actual sobre sus connacionales’, dice el texto.
A juicio del jefe del Estado libanés, la crisis derivó de la enorme deuda externa resultante de la corrupción, despilfarro de fondos públicos, saqueo y mala gobernanza, enfatizó.
También se sumó a esa situación el impacto de los refugiados sirios, las manifestaciones antigubernamentales de octubre de 2019, el brote de la pandemia de la Covid-19 y la explosión en el puerto de Beirut.
Según los observadores, el colapso total libanés comenzó a aproximarse con la escasez de combustible, de medicamentos y bienes básicos y la depreciación de 100 por ciento de la libra libanesa respecto al dólar y la carencia de divisas.
El Banco Mundial estimó que la crisis de Líbano es una de las peores desde mediados del siglo XIX.
Con unos 14 millones de libaneses y sus descendientes fuera del país, la diáspora apuntaló la economía nacional con sus remesas o inversiones, aunque frente a una situación mundial adversa y la corrupción imperante, los expatriados cesaron sus envíos.