La Habana, 27 mayo.— Sin importar cuál sea el inquilino que ocupe la silla presidencial del imperio, o si su política respecto a la Isla es más o menos radical, la realidad es única: los intereses hegemónicos de Estados Unidos respecto a Cuba se mantienen intactos.
En los nuevos tiempos, incorporan a su acoso y persecución enfermiza contra nuestro país todo método que alimente su ilusión de rendirnos, pero a la vez sostienen viejas, absurdas e hipócritas fórmulas en busca de que se revierta, hacia la Mayor de las Antillas, el descrédito del que ellos mismos son objeto ante los ojos del mundo.
La administración de Biden ya ha dejado clara su postura respecto a esta soberana nación. La naturaleza de los actos que acuñan su posicionamiento ha sido expuesta de manera contundente por el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
«Actúa con cinismo el Gobierno de EE. UU. al mantener a Cuba en la lista de países que no cooperan en la lucha contra el terrorismo», dijo el mandatario en Twitter, además de reiterar que las 243 medidas aplicadas por el gobierno de Donald Trump, intactas hasta hoy, persisten en asfixiar a nuestro pueblo.
Sin embargo, la historia tiene voz: la fuerza de los cubanos radica en su unidad y, por tanto, tales «empeños» están destinados a los más rotundos fracasos. La verdad irrefutable es que, como también expresó Díaz-Canel, en el nombre de todos los revolucionarios: «Aquí no se rinde nadie». (Leidys María Labrador Herrera)
