miércoles 14 mayo 2025

La concordia, un paraíso desconocido

¡Este es el camino a emprender

Fue el punto lógico de la primera parada rumbo hacia las alturas de La Concordia, cuyo sendero retomamos en la segunda parte del reportaje de viajes hacia las ruinas de lo que fueron los cafetales franceses en los predios más allá de la Gran Piedra, siempre sierra adentro y a más de mil metros de altura por encima del nivel del mar.

Pie de foto aquí

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Camino hacia las ruinas de La Concordia nos sorprendió, nuevamente, el sol y la Guerrilla cobró nuevos impulsos hasta descubrir las primeras ruinas visibles de los cafetales franceses. Foto: Santiago Romero Chang

A medida que avanzamos más allá de la falda de la sierra y dejamos muy detrás a la Gran Piedra, se precipitaron las fotografías ante un entorno paradisíaco con las caídas de las aguas procedentes de los manantiales, la aparición de numerosas rocas pulidas por las fuerzas de los ríos, el paso suave sobre la arena fina de no pocos afluentes casi secos, el reto ante los desniveles en los cuales hubo que recurrir a pedazos de bambúes abandonados y desafiar columnas de troncos de ceibas, mamoncillos y de tamarindos moribundos por la erosión visible de los suelos.

En vano intento algunos intentaron conectarse por WhatSapp, Facebook, Messenger, pero la telefonía móvil puso en ridículo aquellas pausas que no duraron mucho por recomendaciones de nuestro guía principal, el amigo Jorge Luis, profesor de Tai Chi, un retirado, pero no jubilado combatiente de la seguridad del Estado, defensor de los predios de La Gran Piedra, Siboney, Baconao y del propio Juraguá hacia donde fuimos por nuestra propia cuenta hacia la exploración de un entorno muy majestuoso.

Allá, camino hacia las ruinas de La Concordia nos sorprendió, nuevamente, el sol y la Guerrilla cobró nuevos impulsos hasta descubrir las primeras ruinas visibles de los cafetales franceses y túneles implicados en la explotación minera descontrolada, además, de otras huellas muy evidentes de lo que fue la intervención estadounidense en 1898.

Este servidor fue el primero en entrar sobre los primeros cincuenta metros de profundidad muy oscuro, sobre un colchón de malezas  ricas en materia orgánica, restos de animales muertos, murciélagos y un vaho típico que advertía más peligros ante posibles desniveles y fermentaciones seculares.

Los deseos por descubrir y marcar un sendero me llevaron hacia cincuenta metros adicionales y el aviso del profe José Luis para la retirada, porque advirtió de posibles precipitaciones, y lógico, sería notable la palizada en los arrastres desde la cima y por todos los vericuetos del tupido monte, hoy lleno de restos de vasijas plásticas.

Ya en La Concordia el recibimiento no fue otro que en medio de una cascada cristalina y un majestuoso jardín natural de coros de helechos, cactus, higueretas, yagrumas (también conocida como yarumo, guarumo o guarumbo) de hasta dieciséis pulgadas de diámetro y veinte metros de altura, muy difundidas contra las verrugas, callos, herpes, úlceras, disentería y enfermedades venéreas, sin embargo, pocos prestaron atención a estas propiedades y en una parada espontánea, se le rindió respeto a este árbol centinela del monte, que ofrenda a Osaín, Orula e Ifá y también para la Madre Yemayá, Shangó y Oyá.

Imagino los haitianos por estos montes salpicados por un ecosistema muy similar a La Concordia, todo un entorno cafetalero cómplice fundacional como Ramón de las Yaguas, El Escandel y Fraternidad con los valores extraordinarios de la Meseta de Santa María deĺ Loreto. Allá donde los viejos trillos te llevan a las inmediaciones de Guantánamo y Santiago de Cuba, sede de 171 haciendas Patrimonios de la Humanidad. Saber de antiguos cafetales franceses de La Gran Piedra como La Idalia, La Isabelica, La Gran Sofía, Las Mercedes y La Siberia, pero allá en Fraternidad: San Felipe, San Juan de Escocia, San Luis de Jacas y Santa Paulina.

La guerrilla tomó su descanso, pero del monte salió un sonido único que provocó un sobresalto general hasta la reactivación de otro zafarrancho para dilucidar de qué se trata la nueva novedad que esconde La Concordia.

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Imagino los haitianos por estos montes salpicados por un ecosistema muy similar a La Concordia. Foto: Santiago Romero Chang


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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
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