Por Alina Martínez Triay
La doctora en Ciencias Teresita Rodríguez Obaya es una apasionada investigadora, lo que ha demostrado a lo largo de su carrera profesional y actualmente en el Centro de Inmunología Molecular (CIM), que el pasado diciembre arribó a su aniversario 30 y del que es fundadora. Es gerente del producto NeuroEPO y su líder científico.
Se trata, precisa, de un medicamento para el tratamiento del Alzheimer a partir de eritropoyetina humana recombinante con características similares a la producida por el cerebro, que en los ensayos clínicos ha demostrado su eficacia. Es un logro de la biotecnología cubana que recibió en el año 2022 el registro sanitario condicional del Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed) y el nombre comercial de NeuralCIM. Sus autores aspiran a que pronto le otorguen el registro definitivo para que los pacientes puedan acceder a sus beneficios.
Además del interés por mejorar la calidad de vida de los enfermos y sus cuidadores, Teresita ha tenido una motivación personal para involucrarse en este estudio y es que su madre, una pedagoga brillante, sufrió ese mal y la vio apagarse poco a poco hasta que curiosamente solo conservó la capacidad de tocar el piano.
Resultados sorprendentes de un ensayo clínico
La experta nos aporta un dato que da la medida de la importancia de hallar soluciones para esta afección: En el mundo hay 55 millones de personas que padecen demencia, para el 2030 se pronostica que aumenten a 87 millones y para el 2050 se prevén 150 millones; es una de las enfermedades neurodegenerativas de mayor incidencia junto con el Parkinson. En Cuba la prevalencia es de 250 mil pacientes. Contrariamente de la creencia popular no es una fase del envejecimiento.
Hay muchos tipos de demencia, señala, pero el 75 % de esa población que hemos mencionado tiene Alzheimer, descrita a inicios del siglo pasado por el doctor alemán del que tomó su nombre.
En un momento determinado se planteó que había dos tipos de variantes de la enfermedad, uno hereditario por un problema deficitario de una enzima en el cerebro que provoca la acumulación de una proteína llamada Beta amiloide, lo cual trae toxicidad y neuroinflamación. Algunos llaman a esta, variante familiar y corresponde entre un 5 y 15 % de los casos, y está el tipo esporádico que son los de mayor incidencia. El primero aparece más temprano, alrededor de los 50 años y el esporádico entre 60 y 65.
En países desarrollados como Estados Unidos y en Europa existen parámetros a medir para valorar si la enfermedad es Alzheimer o no, entre ellos la detección de la proteína Beta amiloide, mediante punción lumbar o la localización de este marcador en sangre, aunque en el mundo normalmente se determina por diferentes tests realizados por los neuropsicólogos, los neurólogos y los geriatras y se conoce como trastorno de la memoria tipo Alzheimer.
“Cuando empezamos el primer ensayo en 2017 nos basábamos en la clínica, se hizo en una consulta de demencia de San Antonio de los Baños, adscrita al hospital de la localidad, cuya doctora Saily Sosa Pérez, especialista de II Grado y profesora de Medicina Interna, tenía un grupo de pacientes caracterizados, y el otro lugar fue el Instituto de Neurología con el doctor Giosmany Bringa, dos sitios clínicos. Ella fue la investigadora principal de ese ensayo. Tal fue la dedicación de ambos colectivos que en la primera inspección resaltaron las buenas prácticas clínicas.
“Ninguna empresa del mundo dedicada al desarrollo de medicamentos para esta enfermedad ha logrado estos resultados.”
Entre los productos registrados internacionalmente para el tratamiento de esta enfermedad está el donepezilo y en la actualidad hay varios monoclonales contra el Beta amiloide, desarrollados por las grandes compañías de EE. UU. que lo que han logrado es un retardo de la progresión de la enfermedad, pero en un tiempo limitado sin resultados relevantes en la esfera cognitiva.
Con el NeuroEPO los pacientes ligeros y moderados no solo detuvieron la progresión del mal sino que mejoraron los aspectos cognitivos, así como su conducta y el desempeño en las tareas diarias, lo que se refleja no solo en el estudio, sino también por la opinión de los cuidadores. El producto se aplica por vía nasal en forma de gotas y no tiene efectos adversos moderados o graves a diferencia de otros medicamentos foráneos, además es ambulatorio, lo administran los familiares en las casas.
“Estos efectos no son nada subjetivos, recalca la especialista, el año pasado vi la evaluación de una paciente a quien los especialistas le habían indicado que dibujara un reloj, al principio lo hacía mal pero después fue rectificando y supo poner en orden los números y señalar la hora que le indicaron. La mejoría es objetiva”.
Desconocer un producto por ser cubano
La doctora Teresita nos relata los avatares del estudio en eventos internacionales y revistas especializadas.
“Presentamos, explica, el ensayo clínico en un Congreso en Barcelona y aunque arrojaba resultados novedosos lo clasificaron para su exposición en un cartel. La gente pasaba y miraba los carteles de al lado, de una universidad en Los Ángeles y otra de Oxford, pero de la experiencia de los cubanos nadie la miraba. De pronto vimos a una persona interesada, que para sorpresa nuestra dijo: ‘Lo que ustedes exponen aquí no lo tiene nadie en el mundo’. Se trataba nada menos que la directora ejecutiva de una empresa estadounidense que se dedica a ensayos clínicos, sin embargo, el bloqueo económico y financiero nos impide relacionarnos con ellos.
“En Suecia nos permitieron hacer una exposición oral, pero fíjese como se manipulan las cosas que la dejaron para el último día y la penúltima exposición, cuando los principales científicos no suelen estar presentes.

“En Lisboa, presentamos los resultados bajo el título Qué pasó con los pacientes de NeuralCIM años después, entonces llamó la atención.
“Enviamos un artículo a dos revistas estadounidenses, una puso peros y la otra lo rechazó, era de esperarse porque se trataba de un producto más eficaz que los que ellos emplean, fácil de administrar y sin efectos adversos. Finalmente, una revista inglesa de alto impacto publicó nuestro ensayo clínico”.
Un fármaco que da soberanía
Los medicamentos que se aplican en el mundo para esta enfermedad son muy costosos y en un año el tratamiento le cuesta a los pacientes varias decenas de miles de dólares, explica la especialista.
El uso del NeuralCIM nos dará soberanía para atender a nuestros enfermos y en la medida que obtenga el registro definitivo podrá ayudar a otros enfermos en el mundo, como lo han hecho otros fármacos logrados por la ciencia cubana.
Para la doctora Rodríguez Obaya de acuerdo con los datos existentes en la literatura científica, la neuroinflamación puede vincularse a múltiples factores como: estilo de vida, exposición a contaminantes ambientales, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, presión arterial alta, diabetes y obesidad. Además, depresión y aislamiento social, inactividad cognitiva, preservos artificiales de los alimentos, entre otros. Es muy importante dormir bien, subraya.
Actualmente se realizan dos ensayos clínicos fase 3; uno en La Habana con los marcadores establecidos para diagnosticar la enfermedad según las agencias regulatorias internacionales y otro en todas las provincias del país con la finalidad de obtener mayor información sobre la eficacia y seguridad del producto.