Este domingo amaneció tranquilo, sin estridencias como años más remotos cuando el Día de los Padres se anticipó siempre con muchas fiestas, descargas populares y ventas de souvenirs que nunca alcanzaron los niveles de la jornada dedicada a las Madres.
Al menos, en medios de tantas situaciones económicas apremiantes, se reforzó un tanto la transportación y el servicio eléctrico, luego de una jornada de ventas moderadas de viandas, vegetales, ingredientes y otros alimentos pre-elaborados, mientras algunas mipymes y cuentapropistas ofertaron confecciones, perfumes, colonias y zapatos, mayoritariamente, de importación y precios altos.
El Día de los Padres tuvo en la ciudad cabecera provincial la tradicional descarga de las Noches Santiagueras, también con propuestas culturales, ventas y la tradicional cita bailable, entre amigos y conocidos en el llamado rincón de la Música de la Época Prodigiosa.
Claro que en este domingo no faltan quienes siempre se refugian en brindis muy particulares, otros padres realizan sus paseos cortos, están quienes prefieren ver películas, navegar un poco por internet o recibir a los hijos, nietos y biznietos, pero dígase de aquellos que laboran o cumple en la guardia dominical, ya sea en un centro de trabajo o en la defensa y bien lejos de la familia.
La programación de la radio y televisión provinciales también dedica un buen por ciento de la parrilla dominical al Día de los Padres, a la evocación de los héroes y mártires quienes legaron muchos sacrificios, además, de las historias de vidas que connotan el estoicismo de quienes se quedaron solos por la muerte de los seres queridos, el compadre que le tocó ser padre y madre, el paisano que carga con muchos dolores, pero no se detiene y el médico del alma que no para en la gestión por el bien de la vecindad, como el legendario Tao, el Alcalde de Veguita de Galo como solían llamarlo en los predios de Trocha.
Un día como hoy, Taíto recordó siempre a Martí y por eso el mejor regalo que recibió en el Día de los Padres fue una postal que evocó con suma claridad dos frases del Apóstol sobre el viejo Don Mariano de los Santos Martí y Navarro. La primera cuando le escribió a la hermana Amelia Martí: “Endúlcenle la vida. Sonrían de sus vejeces. Él nunca ha sido viejo para amar”.
Y la otra, que siempre le precipitó lágrimas a Tao, aquellas líneas de José Martí sobre su padre Don Mariano:
“Si quieren que de este mundo lleve una memoria grata llevaré, padre profundo, tu cabellera de plata«
