Pudiera calificarse como despiadada la persecución hecha contra José Martí, sobre sus preparativos, movimientos, dónde se escondió, con quiénes se reunió y hasta el plan estratégico y táctico que emprendió para la guerra grande.
El espionaje se desató muy temprano por el colonialista español en el afán de una Cuba sometida, controlada y con el máximo saqueo posible, por supuesto, José Martí, el Delegado, sabía de antemano de los riesgos tanto en el exilio como en el interior de su Patria, pero lo más curioso fue que estos engendros diabólicos constituyeron base para la creación –años después- de la CIA., aunque se le califica como una especie temprana de “Gestapo alemana”.

Imagine, Martí en enero de 1880, sobre esto quedan los escritos de la investigadora Nydia Sarabia y que demuestran cómo desde el seno de los Estados Unidos se boicoteó la causa independentista cubana, claro, no sólo fue seguido por los gringos, porque la colonia española nunca creyó que el genio, el pensador, el alma de la resistencia cubana, se quedaría quieto fuera de su querida Cuba.
Lo que más llama la atención es que no sólo Martí tuvo los servicios secretos detrás, muy cerca de sus espaldas, y es que también así se hizo contra otros patriotas cubanos en la emigración.
En esta historia, siempre se menciona a Néstor Ponce de León en sus «Noticias confidenciales, Nueva York, 1870«, por cierto, les sugiero que consulte: «Noticias confidenciales sobre Cuba 1870-1895«, de la Editora Política cubana sobre cómo entonces se movieron los agentes de la agencia Pinkerton.
Desde Nueva York hasta Cayo Hueso los enemigos enfocaron más a los patriotas cubanos, sobre todo, aquellos implicados o relacionados con las ideas independentistas del 10 de octubre o de la guerra chiquita.
Los Pinkerton fueron persistentes, a veces muy tenaces, sin embargo, no caben duda de que Martí estuvo consciente de ser vigilado por parte de los espías, detectives, agentes, delatores que eran sobornados mediante el pago de grandes sumas de dinero para conocer el paradero del líder de los cubanos.
José Martí estuvo en la mira del espionaje, tanto desde Washington, La Habana como en Madrid, porque el Delegado muy temprano se desmarcó por su inteligencia, liderazgo, pensamiento, cultura y visionario, así lo confirmó el investigador del Centro de Estudios Martianos, miembro de número, de la Academia de la Historia de Cuba, Ibrahim Hidalgo Paz, Doctor en Ciencias Históricas.
El Doctor Ibrahim Hidalgo Paz, merecedor de varios premios nacionales: Ciencias Sociales y Humanísticas e Investigación Cultural, ambos de 2020, Crítica Histórica Ramiro Guerra 2018 y de Historia 2009, entre otros lauros alcanzados por quien comenzó a estudiar la vida y obra de José Martí, también motivó los debates en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba, como en otras instituciones académicas nacionales.
Contra nuestro Héroe Nacional la orden de espionaje estuvo bien clara y llena de odio: «We never sleep» (No dormiremos nunca); pero Martí burló muchas veces a los señores “expertos” de las agencias Pinkerton y la Davie’s. Súmele aquellos cubanos traidores y diplomáticos españoles, irritados por la luz de quien luego se convirtió en el Apóstol.
A pesar del espionaje directo contra su persona, José Martí burló la persecución, nunca abandonó el periodismo, ni la producción poética, mucho menos el proselitismo y otras acciones en el extranjero, para el inicio y desarrollo de la guerra necesaria, incluso, asistió a Washington como representante de Uruguay a la Conferencia Monetaria Internacional Americana de 1891.
En las entrañas del monstruo se supo bien quien era aquel hombre de 38 años que le decían: El Delegado, hoy, nuestro eterno Héroe Nacional.