‘Hemos entrado en la tercera ola y tenemos que estar preparados’, advirtió, al decir que solo una vacunación masiva detendrá los contagios con el patógeno SARS-CoV-2, origen de la enfermedad.
Pocas personas usan mascarillas y aún menos están vacunadas, lo que genera temores de una catástrofe.
Los trabajadores de la salud dicen que están luchando no solo contra la pandemia, sino también contra un escepticismo generalizado por la falta de información y la desconfianza pública.
‘No me gusta la vacuna ni la máscara’, expresó Nehad Sabbah, de 36 años de edad, que refleja así una opinión común en el país.
Desde que en marzo comenzó una campaña de inmunización contra el nuevo coronavirus, solo uno por ciento de los 40 millones de iraquíes recibió el antídoto.
Con décadas de conflictos bélicos y millones de personas en la pobreza extrema, Iraq acumula 1,4 millones de infecciones de la Covid-19 y más de 17 mil muertos.
La mayoría de los ciudadanos hace oídos sordos a los llamamientos para mantener distanciamiento físico o uso de protección que derivó en unos ocho mil casos diarios de contagios.
El vocero del Ministerio de Salud, Saif Al Badr, culpó a una campaña de desinformación, la reticencia de los ciudadanos a vacunarse.
Entre los rumores difundidos, explicó, hubo una afirmación infundada de que causan infertilidad.
Las autoridades iraquíes ordenaron 18 millones de dosis de las fabricadas por AstraZeneca y Pfizer/BioNTech, pero hasta ahora no cumplieron su objetivo por ignorancia o falta de preocupación de los ciudadanos, apuntò Al Badr.
