Damasco, 5 ago.— El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió hoy sobre el deterioro sostenido de la situación humanitaria en Siria, en medio de enormes necesidades no cubiertas y una preocupante escasez de financiación.
En su decimosegundo informe humanitario, correspondiente al primer semestre de 2025, la agencia internacional denunció que, de los 488 millones de dólares solicitados para sus operaciones en el país árabe, apenas ha recibido el 25 por ciento, lo que pone en riesgo la continuidad de servicios esenciales para millones de personas, en particular niños y niñas.
Unicef documentó el retorno de más de 1,6 millones de desplazados internos a sus lugares de origen, situación que, según la organización, subraya la urgencia de reconstruir infraestructuras básicas y restablecer servicios fundamentales en zonas severamente afectadas por la guerra.
Durante los primeros seis meses del año, se registraron 493 incidentes vinculados a artefactos explosivos en el territorio sirio, provocando 390 muertes y 536 heridos.
Entre las víctimas se cuentan 108 menores fallecidos y 205 heridos, una cifra alarmante que refleja el impacto desproporcionado del conflicto sobre la infancia.
El organismo precisó que 15,4 millones de personas continúan expuestas al peligro de minas y otros explosivos remanentes de guerra, siendo las tierras agrícolas el escenario del 60 por ciento de estos incidentes. Las gobernaciones de Deir Ezzor, Idlib y Alepo encabezan la lista de zonas más afectadas.
En cuanto al acceso a servicios básicos, el informe detalló que 4,5 millones de personas, incluidos 2,6 millones de niños, dependen de estos servicios en áreas clasificadas con el nivel más alto de necesidad humanitaria.
El documento también da cuenta de los recientes brotes de violencia, particularmente en el norte de Alepo y en las inmediaciones de la presa de Tishrin, que han dañado infraestructura hídrica clave.
Además, condenó el atentado suicida perpetrado contra la iglesia de San Elías, en el barrio damasceno de Dweila, donde murieron 25 personas.
También alertó sobre la aguda crisis alimentaria que enfrenta la nación levantina, donde más de la mitad de la población padece inseguridad alimentaria y unos 600 mil niños sufren desnutrición aguda, de los cuales 177 mil presentan emaciación severa.
Indicó que la sequía más grave en 36 años, con una disminución del 54 por ciento en las precipitaciones promedio, ha afectado la producción agrícola, especialmente en provincias como Hasakeh, Alepo y Raqa, dejando un déficit estimado de dos millones 73 mil toneladas métricas en la cosecha de trigo.
Asimismo, la escasez de agua, que afecta a 8,5 millones de personas, agrava el riesgo de enfermedades como la diarrea acuosa aguda y aumenta los niveles de malnutrición.
En su informe, la organización destacó las condiciones precarias de los retornados, quienes enfrentan viviendas destruidas o saqueadas, tensiones sectarias, falta de servicios de salud y educación, así como problemas para acreditar la propiedad de sus bienes.
Precisó que la situación económica del país no muestra signos de mejora: el producto interno bruto (PIB) experimentó una contracción del 1,5 por ciento en 2024, y se prevé un crecimiento de apenas 1,0 por ciento en 2025.
Mientras tanto, una cuarta parte de la población vive por debajo del umbral de pobreza extrema y dos tercios subsisten bajo el umbral de ingresos medios.
Finalmente, el informe analizó el impacto de las crecientes tensiones regionales, incluyendo los enfrentamientos entre Israel, Irán y Estados Unidos, el cierre temporal del espacio aéreo sirio, ataques contra oficinas de organizaciones humanitarias y operaciones militares en Deraa y Quneitra que dejaron un saldo de viviendas demolidas, ganado confiscado y tres personas muertas en un bombardeo aéreo en la provincia septentrional de Idlib.