Las redes sociales constituyen hoy una plataforma viral, donde se entretejen informaciones diversas, algunas objetivas y veraces, y otras basadas en la mentira para confundir y predisponer a destinatarios en contra de verdades irrefutables.
Es innegable el beneficio de las redes en la búsqueda y difusión de informaciones de fuentes confiables, así como para ampliar los conocimientos, a través de la comunicación con el intercambio de saberes y experiencias sobre todo de los avances de la sociedad. Pero lamentablemente, a la par de las buenas intenciones de usuarios sensatos y provistos de valores, aparece el veneno y el odio en unos cuantos, quienes se alejan de la naturaleza humana.
Actualmente es, cada vez, más agresiva la guerra mediática desatada contra Cuba a través de Twitter, Facebook, Instagram y por otros medios digitales al servicio de la maquinaria enemiga, por las razones que todos conocemos: no soportan la capacidad de decisión de los cubanos, la sagacidad para salir de los problemas, la resistencia, el patriotismo y la lealtad a Fidel, a la Revolución y a la historia.
Cada paso que da el país en la construcción de su proyecto socialista, con el apoyo de la inmensa mayoría de los cubanos, genera más animadversión del imperio y sus séquitos, quienes se extienden a otros escenarios para falsear el reconocimiento a nuestro pueblo. El ejemplo más reciente es lo que ha estado sucediendo con el dúo Buena Fe.
Todo ese andamiaje ideológico que aparece constantemente en las redes, no es más que una estrategia mediática arremetida contra los cubanos para que se pierda la identidad cultural y nacional, se aparten de la realidad objetiva, dejen de creer y confiar en los líderes y dirigentes de la Revolución; se construyan otros valores con la seducción de lo material, y para que se pierda la fe y la esperanza de prosperidad. Esa política está dirigida fundamentalmente a los adolescentes, no con discursos, sino con la construcción de símbolos, a tono con la sociedad de consumo.
El acontecer de la familia cubana es muy complejo por las carencias de alimentos y de medicinas ocasionados, esencialmente por el bloqueo. Es una situación que provoca mucha angustia y da lugar a quejas públicas en las referidas plataformas digitales, a los que no les competen las soluciones, sino, por el contrario, le estamos facilitando un caldo de cultivo para “apretar el dedo en la yaga” por los mismos que nos ocasionan los problemas. Los errores, las ineficiencias, la corrupción, el desgano laboral y los signos de pesimismo también, tienen igual origen. A los que osan asfixiarnos, “ni un tantico así”. Nos toca resolver nuestros problemas con inteligencia y creatividad.
En Cuba se ha emprendido un proceso de fortalecimiento de la Comunicación Social en todos los ámbitos de la sociedad, lo que permitirá, con la aplicación de las herramientas imprescindibles, lograr la efectividad necesaria, desde la verdad y los valores que nos identifican. La guerra mediática en las redes se irá instalando en la parte oscura de la historia y terminará reafirmándose como una leyenda estéril.
