Era el 2 de diciembre de 1956 cuando el yate Granma, con 82 expedicionarios encabezados por Fidel Castro, logró tocar tierra en Playa Las Coloradas, Niquero, tras una travesía difícil y retrasada desde México. Con su llegada comenzó la fase insurreccional más decisiva contra la dictadura de Fulgencio Batista, marcando un antes y un después en la historia de Cuba.
Había zarpado el 25 de noviembre desde el puerto de Tuxpan, México, sobrecargado y con limitadas condiciones náuticas. Entre los expedicionarios viajaban figuras que luego serían símbolos de la Revolución: Raúl Castro, Camilo Cienfuegos, Juan Almeida Bosque, Ramiro Valdés, y el argentino-cubano Ernesto Che Guevara.
El mal tiempo, la inexperiencia marinera y la sobrecarga hicieron que el viaje durara siete días (más de lo planeado) retrasando la llegada prevista para coincidir con el alzamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba.
Cuando al fin avistaron la costa cubana, el cansancio era extremo: hambre, mareo, humedad y agotamiento físico marcaban a la expedición. Aun así, el ánimo se mantenía intacto.
A las 6:50 a.m. el Granma encalló en los manglares de Las Coloradas, en la entonces provincia de Oriente. La zona fangosa obligó a los combatientes a descender en medio del agua y la vegetación espesa, bajo la urgencia de dispersarse para evitar un inminente descubrimiento militar.
Ese instante, aunque caótico y adverso, es recordado como el nacimiento simbólico de la fuerza guerrillera que pronto iría a la Sierra Maestra.
El retraso había permitido a las tropas de Batista reforzar la vigilancia en la región. Minutos después del desembarco, comenzó la persecución: aviones sobrevolaron la zona y tropas terrestres avanzaron hacia los manglares.
Los expedicionarios, desorientados por el terreno cenagoso, se reagruparon como pudieron en grupos pequeños, intentando ganar tiempo y llegar a la manigua.
Días después, se produjo el combate de Alegría de Pío, donde la mayoría de los combatientes fueron dispersados o capturados. No obstante, sobrevivieron y lograron reunirse Fidel, Raúl, el Che, Almeida y un puñado de hombres, suficientes para iniciar la guerrilla.
Ese día, Cuba comenzó a escribir una historia que cambiaría su destino. La imagen del pequeño yate desafiando al mar Caribe encarna aún hoy la determinación de un grupo de jóvenes que apostó todo por la libertad.
Décadas después, el 2 de diciembre sigue siendo una fecha de identidad nacional. El Granma (preservado hoy como reliquia histórica) recuerda que no siempre los inicios son victoriosos, pero que la voluntad de lucha puede transformar una nación.
Fue en los manglares de Las Coloradas donde nació la semilla guerrillera que, dos años después, culminaría con el triunfo del 1ro de enero de 1959.