jueves 25 diciembre 2025

Crónica de una Plaza que Viste de Gala

El corazón de Santiago late más fuerte estos días. No es solo el pulso de la ciudad, es la memoria viva que se engalana. El Parque Céspedes, ese testigo de piedra y sombra, ese íntimo confidante de siglos, se viste con la solemnidad de quien sabe que guarda un secreto fundacional.

Y no lo hace solo; a su alrededor, los edificios que han visto pasar eras completan el cuadro de una postal que es mucho más que ornamento: es un acto de evocación patrimonial.

Entre sus guardianes, el antiguo Ayuntamiento eleva su fachada no como un mero escenario, sino como el ara misma de la historia cubana. Sus balcones, mudos narradores, parecen repintarse con la urgencia de quien va a contar, una vez más, el relato más trascendente.

Porque este embellecimiento no es un simple adorno pasajero. Es la puesta en valor, casi un deber de memoria, para saludar el 67 aniversario de un hecho que partió en dos la biografía de la nación: el triunfo de la Revolución.

Y es aquí, precisamente aquí, donde el gesto adquiere su profundidad más conmovedora. Cada flor dispuesta, cada fachada restaurada, cada luz que se enciende al caer la tarde, lo hace en el lugar exacto donde la Historia, con mayúscula, dejó de ser promesa y se volvió grito.

En este óvalo de bancos, bajo la mirada de la Catedral y el peso de los portales coloniales, Fidel Castro proclamó aquel triunfo no solo a Cuba, sino a un mundo expectante. La plaza entera se convirtió, aquel lejano enero, en el micrófono de la isla.

Por eso, este acondicionamiento trasciende lo cívico y roza lo ritual. Es como si la ciudad, consciente de que su suelo es sagrado para la épica moderna, lo preparara para un nuevo abrazo simbólico con su destino. No se limpian piedras, se pulen los ecos. No se pintan muros, se delinean los contornos de un recuerdo colectivo.

Al atardecer, cuando la luz baña de oro el Palacio de Velázquez y acaricia la madera de los balcones del Ayuntamiento, el Parque Céspedes no es solo un sitio que se alista para una conmemoración.

Es un patrimonio vivo que se yergue, hermoso y digno, para dialogar con su propio pasado, recordándonos que algunos lugares no son simples coordenadas en un mapa, sino el alma geográfica de un pueblo. Aquí, hace sesenta y siete años, se proclamó el futuro. Y hoy, el presente viste de gala a su testigo más fiel.

Destacadas
Comentarios
Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
Saludos desde México. La cultura de la previsión así como la calidad en el trabajo ayuda a los pueblos de…
Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
Suscribirse
Notificar de
guest

0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios