El 16 de octubre de 1959 no fue un día más en el calendario revolucionario cubano. Ocho meses después del triunfo de enero, el Gobierno Revolucionario tomó una de sus decisiones más cruciales y premeditadas: disolver el viejo andamiaje militar heredado y fundar el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR), poniendo al entonces comandante Raúl Castro Ruz al frente de esta colosal tarea.
Lejos de ser una medida improvisada, esta fue la culminación de un profundo proceso de estudio. Las estructuras del antiguo Ejército Constitucional y el Ministerio de Defensa Nacional eran cascarones vacíos, incapaces de asumir las nuevas tareas que demandaba la Revolución. No se trataba solo de un cambio de nombre, sino de una reestructuración total que respondía a la necesidad de crear unas fuerzas armadas con una esencia política y revolucionaria completamente nueva.
Con las Leyes 599 y 600, no solo nacía el MINFAR, sino que se disolvían formalmente las instituciones armadas de la antigua república. En su lugar, emergían el Ejército Rebelde, la Fuerza Aérea Rebelde, la Marina de Guerra Revolucionaria y la Policía Nacional Revolucionaria. Este no fue un simple traspaso de poderes; fue el acto fundacional de un «ejército-pueblo», como bien se le ha definido, que tendría como núcleo y alma al victorioso Ejército Rebelde.
La designación de Raúl Castro no fue casual. Se le encomendó la titánica misión de, en solo 60 días, presentar el proyecto de Ley Orgánica que daría forma legal a esta nueva institución. Bajo su dirección, las FAR comenzaron un vertiginoso proceso de modernización y asimilación de nueva técnica militar, un esfuerzo que se intensificaría con la ayuda de los países socialistas a partir de 1960.
Como afirmó el Comandante en Jefe Fidel Castro, el Ejército Rebelde fue «el alma de la Revolución». De él emergió un modelo de fuerzas armadas único, que no solo garantiza la defensa de la soberanía nacional, sino que se integra activamente en el desarrollo económico y social del país.
La creación del MINFAR fue la forja del escudo defensivo que, según la historia oficial, ha custodiado a la Patria y su proyecto socialista durante más de seis décadas.