Su nombre, Ángel Fong Hung, el último chino auténtico en la ciudad de Santiago de Cuba, hoy con noventa abriles a cuesta y parece que fueron setenta, gracias a las costumbres culinarias, la medicina alternativa y tradicional como natural, los hábitos que aún defiende: “no stress, nalita de nala”, dormir –adecuadamente- y el ejercicio físico.
En la elección y presentación de la nueva Junta Directiva de la Sociedad China en Santiago de Cuba, los seguidores de Min Chi Tang, agradecieron su presencia y coincidieron que es hoy el Miembro de Honor para el rescate de tradiciones y la unidad de los ascendientes: hijos, nietos, biznietos y tataranietos por doquier.
Ángel Fong Hung parece que está dormido, pero todo lo contrario, muy hábil, diestro, siempre con su bastón y el pelo de punta, hostil ante cualquier globo, pero lo que nunca le falta es la serenidad, sus sonrisas abiertas y una proyección muy tosca al hablar, que nada tiene que ver con el idioma español, el cual domina más, “porque ya casi ni me acuerdo del cantonés”. Agrega el nonagenario.
¿Cuándo llegaste a Cuba?
_“Fue en el año 53, sí en 1953 llegué a La Habana solito.”
Y ¿Qué te motivo venir a Cuba, Fong?
_Mis tías y la familia en general
Pero, llegaste solo!
_Sí, claro, la familia allá en China me encomendó a venir a buscar a mi tío. Llevarlo pa´allá, porque estaba muy enfermo.
¿Qué pasó? ¿Lo llevaste?
_¡No qué va!, Se enfermó mucho y murió aquí. Lo enterramos y yo me enamoré y me casé.
¿Y la familia allá en China?
_Bueno, le mandé una carta, no he podido comunicarme mucho porque una llamada telefónica cuesta demasiado, cien dólares o más…
Paisa, pero usted puede utilizar el correo electrónico el whatssap, le sale más barato y es más efectivo.
_Sí, eso es ahora, pero antes no
Dice Ángel que está “enterito”, todavía “fuerte”. Y se lo creo. Tiene 71 años en Cuba. Y como curiosidad, llegó a Santiago de Cuba a los 19 años, nada menos que en 1953, muy tormentoso con el ataque a la guarnición del Moncada por el Movimiento 26 de Julio encabezado por Fidel.
Aquí vive en la calle San Pedro, entre San Antonio y San Ricardo, número 107, en Santiago de Cuba, la muy hospitalaria y rebelde donde atesora muchas amistades y nacieron sus tres hijos.
Muchos recuerdan al paisa Fong Hung de la bodega de Corona y San Ricardo, muy respetuoso y preciso a la hora del pesaje de los frijoles, el garbanzo, la puntualidad bien temprano en el inicio de la venta de la leche en litros y su picaresca ante la provocadora mulata de cinco picos.
Dice él que no se va para China, hoy con sus noventa años repasa con nostalgia aquellos días de gloria de la sociedad china en Santiago de Cuba, otrora plaza principal de inmigrantes cantoneses en el oriente cubano, ahora muchos amigos no están y él siente compromisos en aportar ideas y la búsqueda de concertaciones con el gobierno para la conservación de la Asociación Min Chi Tang y su entorno, los nexos perdidos, la historia de los paisas quienes lucharon aquí por Cuba Libre y Soberana y dejaron huellas en la ciencia, el arte, la economía, la medicina, la cultura, en fin, en la integración nacional.
Hasta 2019, según los registros, vivían fuera de China 10 millones 732 mil 281 paisanos, entre ellos, contamos en Santiago de Cuba sólo con un nativo, Ángel Fong Hung, como dice él, “soy el lúnico”.
