Agosto, el mes del calor en los trópicos, el simulador de sismos y huracanes, es la pasión del verano, el acogedor de las multitudes en vacaciones y nacimientos célebres.
Es el mes de los abedules en el extremo oriente, sinónimo en Cuba de “descanso” y reencuentro familiar, ahora en plena campaña #EnModoVerano2024 con la multiplicación de los recreos, excursiones y travesuras de los niños y jóvenes en estas vacaciones, las más añoradas y populosas del año.
Diría que Agosto es el mes más sofocante si de temperaturas altas se trata, aunque los primeros días de este octavo mes en 2024 llegaron bastante frescos y tranquilos, si de actividad atmosférica y sísmica se trata.
Son los días de Agosto dignos para un buen baño al ritmo de un chaparrón en un día con sol que raje piedra y cielo despejado, diría cualquier abuela:”¡Se está casando el diablo con la bruja!”, pero este mes ya no es igual, cambia en muchas cosas: porque acoge un fuerte temporal, truenos, con rayos y centellas, inundaciones en muchas partes del mundo, lo que sí se mantienen altas o frescas las temperaturas.
El cambio climático es evidente en Agosto. En Centroamérica existe mucha sequía igual que en Europa, pero en no pocas regiones asiáticas surgen inundaciones. La madre naturaleza da sus síntomas muy evidentes de su estado paupérrimo, ni siquiera procede la invocación a los dioses de los mayas, toltecas, aztecas, taínos o yorubas.
Y es que en cada Agosto hay mejor consenso de que en manos del hombre está la salvación de la naturaleza, aunque en este mes los sulkas en Nueva Bretaña pondrían a calentar las piedras en la hoguera; en Puerto Stevens –Nuevo Gales del Sur- arrojarían pelos encendidos; los australianos calentarían un palo; en muchas partes de África preferirían rogarles a los mellizos o a los albinos; en China no enterrar los cadáveres y colgarlos en las laderas de las montañas más lejanas; en La India derramar aceite, y más cerca, en el Orinoco, bendecir al sapo, el Dios del Agua.
El octavo mes del año avanza en medio de riesgos de guerras regionales muy peligrosas, con las olimpiadas más criticadas de los últimos tiempos, la crisis en las principales bolsas de valores del mundo por el temor de una recesión dura en los Estados Unidos, súmele los descubrimientos en la Luna, Marte y Saturno; y si miras un poco más en la segunda mitad de Agosto, está el hermoso espectáculo de las Leónidas, la lluvias de estrellas procedentes de una de las constelaciones que signa a los nacidos en este, no importa el año, pero abanderados de la fuerza erótica de Leo, al decir por muchos, el signo más sofocante, más caluroso, apasionado y amoroso.
De ahí la dicha por ser hijo de Leo.
