En un artículo reciente, The Washington Post afirmó que, para la próxima pandemia, es necesario dejar a Cuba vacunar al mundo, para evitar un desastre como el de la COVID-19, enfermedad que ha provocado hasta el momento la muerte de más 15 000 000 de personas.
La semana pasada, explican en el texto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se reunió en Ginebra para comenzar a debatir un acuerdo de preparación para próximos eventos pandémicos.
Aseguran que, aunque no se conocen las medidas que adoptará la OMS, no recomendarán aliviar las sanciones de EE UU. a la industria biotecnológica nacional de Cuba, que tiene los medios para desarrollar vacunas y tratamientos de vanguardia y compartirlos con países para los que es imposible pagar los precios premium de las compañías farmacéuticas del primer mundo.
El diario estadounidense calificó esta posición como un error, y recuerda cómo Cuba decidió compartir sus vacunas con el mundo a pesar de todos los obstáculos para su confección y certificación, logrando exportar casi tantas dosis de vacunas como las que usó en el país, abasteciendo a Venezuela, México, Vietnam, Siria, Nicaragua, Bielorrusia e Irán.
Esta actitud es contraria a la asumida por el país norteño y Europa, además de que naciones de África y el sur de Asia también necesitaban vacunas desesperadamente, y negaron la ayuda de Cuba por las presiones que ejerce el bloqueo hacia la Isla y hacia los países que incumplan con esas medidas coercitivas.
Tres años después de la llegada del coronavirus, cuesta aceptar que por un mal accionar se perdieron vidas innecesariamente, pero «ahora hay tiempo para prepararse para la próxima pandemia, para establecer un rumbo hacia una distribución más equitativa de las tecnologías médicas», concluye la nota, en la que se indica que el embargo (bloqueo) de EE UU. no solo está perjudicando a Cuba, sino que «está lastimando al mundo».
Autor: Daniela Cabrera Monzón
