Educar a los infantes definitivamente es una labor del corazón. No solo es instruirlos para el ingreso a la enseñanza primaria sino preparlos para la vida.Esta es la premisa que siguen las educadoras del Círculo Infantil La Florecita.
Proporcionar el desarrollo físico y mental armónico de los niños, prevenir enfermedades y trasladar a la vida familiar hábitos educativos es el propósito de cada una de las actividades realizadas en la institución.
Los pequeños son inmensamente felices cuando se disfrazan, cuando le cantan una canción a un muñeco pero sobre todo cuando aprenden. Dormir en catres, comer sin ayuda de los adultos, abrocharse los zapatos, y aprender otras cuestiones elementales que dan cierto grado de independencia, constituyen también acciones importantes que los pequeños aprenden en estos espacios, que cada vez se han fortalecido con un personal calificado como la educadora Deyanira.

Desde edades tempranas como la de los pequeños que educa, Deyanira sintió vocación por el magisterio. Ese amor y deseo de dejar su huella en otros hacen que ella lleve más de 25 años educando en el círculo Infantil La florecita.
No solo es instruirles en cuanto a la lengua materna, enseñarles preescritura o análisis fónico, no solo es sentar las bases para el ingreso a la educación primaria, la labor que realiza Deyanira va más allá.
Se trata de entusiasmo y generosidad, de conocer a los infantes y lograr que alcancen una evolución personal.
Deyanira seguirá enseñando a esta y otra generación de pequeños sabiendo que educar es dar la mano a los alumnos, llenarles la mochila de conocimientos para el presente y futuro, es montarlos en el tren de los sueños e inspirarlos a cumplirlos.
La visión de Fidel seguirá guiando estas instituciones educativas para continuar formando a las nuevas generaciones con valores con la ayuda de la Federación de Mujeres Cubanas, organización que gran apoyo brindó a estas organizaciones.
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Periodista
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