Era martes aquel 5 de marzo de 2013 cuando recibimos a través de la televisión la imagen muy conmovido y con voz quebrada del entonces Vicepresidente venezolano Nicolás Maduro Moro informando a su pueblo y al mundo el deceso del presidente Hugo Rafael Chávez Frías.
“Este es un dolor inmenso significó, y una tragedia histórica que hoy toca a esta patria. Comandante, donde esté usted: gracias, mil veces gracias, de parte de este pueblo que usted protegió, al que nunca le falló. Sólo cabe la comprensión y el respeto a los ideales más grandes de paz que perseguía Hugo Chávez. Unidad, batalla y victoria fue su enseñanza y ese camino seguiremos”, confirmó Maduro.
Estremecidos ante la partida del líder venezolano aquel día fatídico los hombres y mujeres de la hermana república escogieron el camino trazado por ese hijo grande de América y mejor amigo de Cuba y de Fidel, el que levantó al mendigo y compartió su comida como ha dicho el canta autor cubano Raúl Torres, en una de las más hermosas composiciones dedicadas a Chávez.
No hay adiós definitivo, ni finales de cenizas propaga la canción coincidiendo con el llamado que ese martes gris hizo Maduro: Vamos a crecernos, vamos a ser dignos herederos e hijos de un hombre gigante como fue y como siempre será en el recuerdo el comandante Hugo Chávez, así ha sido, Venezuela avanza no con pocos obstáculos pero siguiendo el camino que su extinto Presidente dejó.
Entre los logros sociales de la Revolución bolivariana, se destacan la ampliación y creación de nuevas fórmulas que incluyen a millones de ciudadanos en materia de salud, educación, alimentación, cultura, deportes y recreación y se ha impulsado un modelo de desarrollo social que tiene como premisa el respeto a los derechos humanos y la lucha permanente contra la pobreza y la exclusión, ahí esta ese rastro que dejó el amigo, ese antídoto de vida, su manera de estar vivo nunca va a tener medida aunque duela aquel martes 5 de marzo de 2013 ya hace diez años en que la pena se convirtió en gloria de amanecer extendido.