El cambio de matriz energética en Cuba tiene en el sol una garantía

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La reducción de los costos y los aumentos de la eficiencia de los módulos de los sistemas solares fotovoltaicos son dos razones de peso, que fundamentan expandir su utilización en Cuba

Hijo de padres polacos asentados en Cuba en los años 30 del pasado siglo, el hoy doctor en ciencias y profesor emérito de la Universidad de La Habana (UH), Daniel Stolik Novygrod, figura entre los iniciadores de la energía fotovoltaica en nuestro país.

Recientemente, y en ocasión de celebrarse el x Taller Cuba energía fotovoltaica, que auspiciado por la Fundación Universitaria de Innovación y Desarrollo de la uh, reunió en La Habana a unos 280 especialistas de casi medio centenar de instituciones, la mayoría del sector empresarial, Granma conversó con Stolik Novygrod, también asesor de la Unión Eléctrica y del Ministerio de Energía y Minas, sobre diversos tópicos vinculados a esta fuente renovable de energía y su desarrollo en la Mayor de las Antillas.

–¿Qué antecedentes marcaron la aparición de la energía fotovoltaica?

–El efecto fotovoltaico, descubierto en el siglo XIX, se refiere específicamente a la generación de electricidad a partir de la radiación solar, pero no fue hasta 1947 en que comenzó a vislumbrarse la posibilidad futura de convertirse en una de las fuentes de generación eléctrica más importante, a raíz de la invención del transistor electrónico, considerado entre los descubrimientos más destacados de la pasada centuria, al brindar la posibilidad de cambiar notablemente su conductividad eléctrica por la acción externa de temperatura, presión, radiación y, en particular, por la introducción de otros elementos químicos.

«Las primeras celdas de la energía fotovoltaica a nivel de laboratorio eran de germanio (un metaloide del grupo de carbono). Posteriormente fueron hechas de otros elementos, hasta la aparición en 1954 de la de silicio (un elemento químico metaloide), destinado a convertirse tiempo después en el rey de los materiales para ese fin.

«Si bien en sus comienzos el costo de la celda de energía fotovoltaica era extremadamente caro, al superar los cien usd/watt (solo encontró aplicación en los primeros satélites espaciales, donde el problema era tener o no tener energía eléctrica disponible), con el devenir del tiempo empezó a disminuir de forma progresiva, al punto de que en la actualidad está en un rango que varía entre 18 y 35 centavos de usd/watt, para convertirse hoy,

junto con la eólica, en la más barata de todas las fuentes de generación eléctrica», resaltó el profesor Stolik, quien a sus 82 años ha escrito más de cien artículos que contienen aportes significativos al desarrollo nacional de esta fuente renovable.

«De igual modo, creció aceleradamente el montaje de instalaciones de sistemas fotovoltaicos en un alto número de países. Solo en 2022 se instaló una potencia de generación de electricidad superior en 200 000 veces a la existente en 1975».

–¿Cuándo comenzó su interés por la energía fotovoltaica?

–Hace más de 50 años, desde mi responsabilidad como subdirector de Investigaciones de la Escuela de Física de la Universidad de La Habana, participé en un curso sobre las nacientes celdas solares impartido allí, en 1969, por físicos de Italia y Francia. Me quedé enganchado con el tema a partir de ese momento.

«Por indicación del comandante Pedro Miret, en 1993 presenté al entonces denominado Ministerio de la Industria Básica, una estrategia sobre el desarrollo de la energía fotovoltaica a corto, mediano y largo plazo, contenida en un estudio titulado Cuando la única energía es el Sol.

«En aquel documento pronosticaba que, para el decenio 2000-2010, el aumento de este tipo de energía sería de un promedio anual del 25 %, pero el crecimiento real llegó al 35 %».

–¿Cómo valora las perspectivas de Cuba en este ámbito?

–Para lograr un cambio de la matriz energética en Cuba hay que recalcar la necesidad de combinar la fotovoltaica con las distintas fuentes de energía poseedoras de un promisorio potencial, básicamente la eólica y la biomasa (bioeléctrica).

«Hoy el kilovatio hora (kWh) de electricidad fotovoltaico es muchísimo más barato que el generado con el combustible fósil. Se impone tomar en cuenta que, como energía primaria, la del sol es gratis y durará por unos 4 000 millones de años, mientras que la producida por el petróleo, el carbón y el gas, se agotará en unos cuantos cientos de años.

«A lo anterior se suma que la potencia de la fotovoltaica puede instalarse en múltiples aplicaciones de consumo eléctrico, desde sistemas pequeños hasta los grandes parques de decenas, cientos y miles de megawatts (mw).

«La radiación solar se explota in situ, no requiere ser trasladada como el combustible fósil, que hay que transportarlo por barcos, oleoductos o camiones cisternas.

«También es una tecnología sencilla, de temperatura ambiente, mientras la fósil es compleja y demanda calderas de altas temperaturas, enfriamientos, turbinas, lubricantes y otros requerimientos.

«Dentro de las múltiples ventajas de este tipo de fuente resaltan, además, la de ser de generación eléctrica más sencilla de operar y dar mantenimiento, no provoca ruidos ambientales, dondequiera que se instale, y que el autoconsumo de electricidad en la planta generadora resulta sumamente inferior a la de la fósil.

«En Cuba, el promedio de radiación solar es alta (alcanza 1 800 kWh por metro cuadrado al año), con una distribución muy pareja desde el punto de vista territorial.

«Sin embargo, mientras hoy tenemos instalados en nuestro país 240 mw de energía fotovoltaica, en Alemania, que recibe cantidades muy inferiores de radiación solar, la cifra se aproxima a los 60 000 mw de esta fuente.

«Lo primero para avanzar en esta esfera radica en aumentar el ritmo de las instalaciones fotovoltaicas, donde la barrera no es de carácter tecnológico, sino financiero, debido a la falta de moneda libremente convertible.

«También representa un obstáculo la altísima dependencia que tiene el país de los combustibles fósiles importados, y el bajo consumo eléctrico per cápita que disponemos, en un escenario mundial, en el cual más de cien naciones nos superan con creces en ese indicador.

«En la actualidad, la reducción de los costos y los aumentos de la eficiencia de los módulos de los sistemas solares fotovoltaicos son dos razones de peso, que fundamentan expandir su utilización en Cuba».

Autor: Orfilio Peláez

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