Con 47 años de labor en la Central Termoeléctrica Antonio Maceo (Renté) de Santiago de Cuba, al mecánico de calderas Agustín Ramos se le conoce como el tren de trabajo de la planta por su quehacer inagotable.
Luego de varios cursos logró categorizarse como mecánico A en 1990 y desde entonces adquirió fama por asumir los trabajos más difíciles en cualquiera de las áreas.
Desde 1976 hasta la fecha cumplió misiones internacionalistas en Nicaragua, Haití y Venezuela, laboró en las principales CTE del país, entre las que destacan Mariel, Santa Cruz, Antonio Guiteras y domina cada espacio de Renté, significó.
Ramos posee una gran labor en la formación de los nuevos mecánicos a quienes les aporta su entrega, amor, interés y consagración para mantener los equipos en condiciones óptimas para la generación energética.
Sin embargo, la carencia de recursos materiales como tuberías y planchas golpea constantemente su desempeño y el de sus compañeros de modo que en la mayoría de las ocasiones solo pueden remendarse, señaló.
Los pupilos de este hombre incansable se refieren a él como una escuela de disciplina y laboriosidad y asumen su método de trabajo constante y dedicado.
Es una labor difícil, los gases y otras condiciones resultan desgastantes y provocan ronquera y enfermedades respiratorias, mucho más con el petróleo crudo cubano que dificulta el lavado de las unidades, por el hollín y el alto contenido de azufre, comentó el mecánico.
Vecino de la comunidad de Caracoles, en el litoral de la Ciudad Héroe, Agustín Ramos va y viene en bicicleta cada día desde su casa hasta Renté, alrededor de ocho kilómetros de terraplén, después de jornadas intensas en la solución de averías y en la arrancada de la planta.
Mencionó que se encuentra en edad de jubilación y aunque se siente fuerte, considera demasiado el tiempo transcurrido lejos de su familia y dará paso a los jóvenes.
El llamado tren del mantenimiento de la CTE Antonio Maceo, dejará su legado en las nuevas generaciones de mecánicos y eléctricos, pero su experiencia y conocimientos, mientras respire y tenga fuerzas, seguirán al servicio de la termoeléctrica de Santiago de Cuba.