San Luis, Santiago de Cuba, 1 abril.— Ver las calles prácticamente vacías cuando son las 2 o las 3 de la tarde, dice mucho a favor de la disciplina y autorresponsabilidad que ganan los sanluiseros ante el peligro de contagio por la Covid-19.
Y es que la solidaridad gana espacio. Allá en el montañoso Consejo Popular Bucuy de Almeida, las mujeres hacen nasobucos, aquí en el centro de la ciudad, los elaboran profesoras de la especialidad Confección textil del Instituto Politécnico Agroindustrial Andrés Valdés Fuentes, de conjunto con el Departamento de la Enseñanza Técnica Profesional en el sector de Educación. Todas para contribuir a la seguridad de otros.
En tiempos de COVID- 19, la farmacia principal de San Luis, recibió el aporte de un número considerable de pomos de cristal donados por la Federación de Mujeres Cubanas para la producción y envase de medicamentos naturales y homeopáticos, algunos de ellos indispensables en estos tiempos. Solidaridad anónima, féminas que aportan porque saben que contribuyen con la salud colectiva.
El uso del nasobuco es también signo de solidaridad. Protegiéndonos, protegemos y los sanluiseros lo saben.
Cuando todo pase y las calles se llenen y los besos y abrazos vuelvan a la cotidianidad, recordaremos que la solidaridad también se expresa siendo disciplinados y responsables ante el peligro. La solidaridad, salva.