Voy a hablarles de una ciudad muy cubana, única por su impresionante topografía, de un calor que la abraza, pero de una belleza natural. Se trata de Santiago de Cuba, una urbe espiritual, cálida y acogedora.
La vieja villa -que próximamente cumplirá 505 años– hoy te invita a andar sus calles de arriba hacia abajo y viceversa y, conocer sus lomas para experimentar que “el sudor te corra a chorros”.
Sus gentes alegres, dinámicas y sobre todo hospitalarias siempre están dispuestas a abrirte las puertas de su casa para entablar una conversación, ayudar y hasta beber un sorbito de café.
Se acerca el fin de año y los santiagueros ya se hacen acompañar de música, un traguito del Ron Santiago y lechón asado. Un vivo ejemplo es la calle Enramadas con el ir y venir de personas en busca de todo lo necesario para pasar las navidades y el año nuevo en familia y como hermanos.
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Y sumarán alegrías a los últimos días de diciembre con las ferias comerciales, las cenas especiales y la Fiesta de la Bandera. En cada espacio de la ciudad se respira vida y deseos de continuar aportando, porque es imposible encontrar un hijo de esta tierra que reniegue haber nacido en ella.
Es un orgullo inmenso nacer en un suelo de tantos generales y donde nacieron las principales guerras de liberación. ¡Hay tantos detalles que nos distinguen! El bolero, el son, los mangos de El Caney, la conga, la gracia y el amor.
No hay mejor opción para conocer a Santiago que venir sin sombrilla, prendas frescas y con zapatos cómodos para poder disfrutar de lo más bello que tiene: su pueblo y sus paisajes. De este Santiago de Cuba único en nuestra isla y cuna de importantes tradiciones cubanas.
Ciudad Héroe de la República de Cuba y Cuna de la Revolución.