Santiago de Cuba, 7 abr.— El siete de abril de 1930 nació Vilma Espín Guillois, quien se convertiría en Heroína de la Sierra y el Llano. Símbolo de la emancipación de la mujer cubana. Cumpliría hoy ochenta y nueve años.
Cuando se pronuncia su nombre es como una evocación a las flores. Quizás sea aquel abril de primavera que la vio nacer y la acompañó siempre. Una angelical y espontánea sonrisa regalaba paz y ecuanimidad a quienes la rodeaban. Poseía la confianza de poder hacer realidad cada uno de sus sueños: la emancipación de la mujer cubana, entre ellos. Más allá de la eterna Secretaria fue la amiga permanente y cómplice de los proyectos más humanos.
Desde los rebeldes anhelos de libertad e independencia, hasta el amor incondicional a su eterno compañero. En toda circunstancia la distinguía su hermosa sencillez, su espíritu generoso y solidario.
Estirpe de Mariana: mujer, madre, protagonista de las causas más justas, podía asumir con inigualable responsabilidad las más difíciles tareas. Corazón presto, oídos receptivos, mente abierta le permitían adaptarse a cualquier circunstancia e intercambiar con las personas, hacerlas sentir cómodas, sin distinción de orígenes sociales.
También por eso en la sierra y el llano fue heroína. Y la muerte no es cierta para ella, hizo suya la prédica martiana: Cumplió bien la obra de la vida.