En el marco de la jornada por el Día Internacional de los Derechos Humanos, instructores de artes de la Casa Miguel Matamoros regalaron un día lleno de luz y esperanza a los pequeños de la Casita de Santiago de Cuba, institución destinada a niños sin cuidado parental.
La actividad incluyó juegos, música y presentaciones artísticas que hicieron de la jornada un espacio de alegría y aprendizaje, reafirmando que cada niño tiene derecho a la vida, la salud y la felicidad, sin distinción de raza, religión o condición social.

La Casita constituye una conquista de la Revolución, al garantizar protección y atención integral a menores en situación de vulnerabilidad, en cumplimiento de los principios universales de los derechos humanos y de la Convención sobre los Derechos del Niño.

Los instructores de la Casa Miguel Matamoros destacaron que su labor va más allá de la enseñanza artística, pues se convierte en un acto de amor y compromiso social. Cada sonrisa de estos niños es la mejor recompensa, y también un recordatorio de que la cultura es un derecho que dignifica y transforma, expresaron. Con este encuentro, Santiago de Cuba se sumó a las celebraciones internacionales del Día de los Derechos Humanos, resaltando que la defensa de la niñez es también la defensa de la dignidad humana.
