Hay presencias que no necesitan puerta para entrar. Llegan con la luz de la pantalla, se instalan entre el aroma del café y el ritmo doméstico. Son las voces que atraviesan paredes, las que nombran la lluvia en la tarde, las que cuentan el gol en el minuto noventa, las que susurran una tragedia o regalan una carcajada.
Voces que se cuelan en nuestros hogares y, sin permiso, se quedan a vivir.
Hoy celebramos a esos viajeros del sonido y la imagen: los locutores.
No son solo ecos profesionales; son la mirada que nos encuentra desde el otro lado, el gesto que acompaña la noticia, la calma en la tormenta.
Ellos ponen cuerpo al relato: narran con los ojos, sostienen el silencio, marcan el ritmo de la información. Son la brújula en un mar de historias.
En TeleTURQUINO, estas voces tienen nombre propio. Son quienes dan vida a la pantalla, quienes convierten las transmisiones en conversaciones, quienes prestan su timbre a nuestra memoria colectiva.
Le ponen alma al aire. Tejen, sin hilos visibles, una comunidad de oyentes y espectadores.
Por eso, en este día, no los llamamos simplemente locutores. Son narradores cotidianos, cronistas de lo inmediato, intérpretes de la realidad.
Gracias por ser la voz que cuenta nuestra historia, por habitar con tanta entrega este espacio íntimo que es, también, el de todos.