viernes 14 noviembre 2025

La lluvia y la crisis habitacional en Santiago de Cuba

La lluvia cayó con fuerza en la tarde de este jueves sobre Santiago de Cuba. Mientras una parte de la ciudad agradecía el alivio momentáneo del calor, miles de santiagueros atravesaban una realidad muy distinta: no tienen hoy un techo bajo el cual protegerse; el huracán Melissa dañó o arrasó sus hogares y los dejó expuestos a una vulnerabilidad extrema que se agudiza con cada nuevo cambio en el clima.

De acuerdo con estimaciones preliminares, en la provincia se reportan más de 95 mil viviendas afectadas, una cifra que ilustra la magnitud de los daños, dato que adquiere un matiz aún más inquietante cuando se recuerda que, trece años después del huracán Sandy, siguen pendientes miles de soluciones habitacionales. La escasez de recursos, la inestabilidad en los suministros y los problemas en la gestión de materiales han contribuido a prolongar situaciones que hoy vuelven a emerger con crudeza.

Aún no existen datos oficiales sobre la cantidad total de personas directamente damnificadas, sin embargo, considerando que muchas de las viviendas dañadas estaban habitadas por familias numerosas, y que una parte importante sufrió pérdidas totales, es razonable prever que la cifra final será elevada. Para todas esas familias, la lluvia de este jueves significó menos alivio y más incertidumbre.

Pese al impacto humano inmediato, el aguacero también genera efectos que pueden resultar beneficiosos en el corto plazo: la humedad ayudará a que reverdezcan áreas que hoy lucen “quemadas” por los vientos y el intenso sol posterior al huracán y, además, puede dinamizar los cultivos de ciclos cortos destinados a enfrentar la creciente presión sobre el abastecimiento de alimentos para más de un millón de habitantes de esta provincia.

Se suele decir que la naturaleza es sabia, pero esa afirmación, repetida con frecuencia en el imaginario popular, no atenúa la realidad de quienes permanecen sin respuestas definitivas, ni reduce la urgencia de actuar; para miles de santiagueros, esta lluvia no fue un presagio de esperanza, sino un recordatorio de todo lo que aún falta por reconstruir.

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Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
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