viernes 21 noviembre 2025

El polémico doctor Máximo Zertucha, médico de Antonio Maceo

Por Dr. C. Ricardo Hodelín Tablada*

Máximo Zertucha Ojeda nació en La Habana el 18 de noviembre de 1855, sus padres fueron el vizcaíno D. Isidro Domingo Zertucha y Landabur y la cubana Isabel Ojeda y Alfonso. Después de cursar los estudios básicos matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana, en el curso 1874-1875, luego se trasladó a México. En tierras aztecas realizó, el 3 de marzo de 1877, el último examen que aprobó por unanimidad, y dos días después recibió el título de Médico en la heroica ciudad de Veracruz.

De inmediato viajó a Cuba y comenzó los trámites para la reválida los cuales fueron dificultosos y demoraron más de dos años. En México la Cirugía general se impartía como una asignatura, en Cuba después de la reforma universitaria de 1842 se dividió en dos: Patología externa y Medicina operatoria por lo que tuvo que realizar dos exámenes. Entre tropiezos de diferentes tipos logró sacar todas las asignaturas.

El último examen práctico lo realizó el 17 de febrero de 1879 en el Hospital de San Felipe; se trataba de una intervención quirúrgica compleja para la época, la ligadura de la arteria carótida primitiva. Un mes después, el 19 de marzo de 1879, recibió la investidura del título de Licenciado en Medicina, pero para ejercer tuvo que esperar todavía cinco meses, hasta que el 21 de agosto se expidió el título por el Gobernador General de la Isla de Cuba.

Máximo se casó el 7 de marzo de 1880 con María del Carmen García Pichardo, en ceremonia efectuada en la iglesia de Nuestra Señora de Monserrate, de la capital cubana. Ese mismo día, su hermano Isidro contrajo nupcias con una hermana de María del Carmen, llamada Rafaela. Isidro, quien durante los sucesos de los estudiantes de Medicina del 27 de noviembre de 1871 fue condenado a cuatro años de prisión, se dirigió a trabajar en Bejucal, mientras que Máximo se estableció en Melena del Sur.

Desde su llegada a Melena del Sur simultaneó su labor asistencial con otras tareas de impronta social. Fue propulsor del primer ayuntamiento melenero, ayudó en el saneamiento del pueblo, en la apertura de zanjas a ambos lados de las calles, prohibió las cercas «cardón», las cuales mandó a destruir, y orientó la rotulación de las calles y su numeración. Asimismo, fue alcalde municipal, jefe de sanidad y en 1892 ascendido a juez municipal, ese mismo año comenzó a trabajar como médico en los vapores de la Compañía Trasatlántica.

El primer encuentro con Antonio Maceo lo tiene en Puerto Limón, Costa Rica, durante la estancia del vapor en que trabajaba. Maceo comienza a trasmitirle las ideas separatistas de manera que al regresar a Melena del Sur crece progresivamente su actividad conspirativa. El 6 de enero de 1896, en el ingenio Teresa, Zertucha se incorpora a las huestes mambisas bajo el mando del brigadier Pedro Díaz Molina. Ingresó con grados de capitán, por lo que clasificaba como médico de segunda clase, de acuerdo con el artículo 41 de la Ley de Organización Militar.

Ascendido a comandante el 3 de febrero se le asigna el mando de la Brigada de Batabanó. El segundo encuentro Maceo-Zertucha tuvo lugar, el 14 de marzo de 1896, en finca La Luisa. El titán de bronce lo nombró jefe de sanidad de las fuerzas invasoras y lo incorporó a su Estado Mayor; en mayo 13, el facultativo fue ascendido a médico mayor –con grado de teniente coronel– de la 2a División del 5to Cuerpo. El 15 de junio es nombrado médico personal de Maceo, y ocho días después, el 23 de junio, Zertucha lo asistió por primera vez debido a las heridas recibidas durante el combate de Tapia, las cuales curó con dedicación.

Con grado de coronel desde el 6 de agosto, se destacó siempre en su labor asistencial. Veamos dos testimonios, según Manuel Piedra Martel «los heridos después de recibida la primera cura, no fueron visita­dos por un médico sino al cabo de muchos días. Este médico fue el doctor Máximo Zertucha. Zertucha me entablilló y vendó el brazo fracturado». Juan Eligio Ducasse refirió «aún recuerdo el día de Galalón don­de me ví herido de bala, y usted supo, en mitad del campo de batalla, curarme y curar a mis compañeros que también solicitaron su ciencia».

Zertucha se mantuvo al lado de Maceo hasta el fatídico 7 de diciembre de 1896, le correspondió asistir al lugarteniente por las heridas recibidas. Un proyectil de máuser argentino penetró a dos centímetros de la sínfisis mentoniana, del lado derecho, fracturando la mandíbula inferior en tres puntos y salió por la parte posterior lateral izquierda de la base del cuello, lesionando el paquete vásculo nervioso carotideo. El médico diagnosticó la hemorragia que lo llevó a la muerte. En el orden científico la lesión de la arteria carótida es un evento mortal, en las condiciones de campaña es imposible detener el sangrado profuso de esta arteria, por lo que nadie puede acusarlo de haber dejado morir a su jefe.

Dos días después el galeno abandonó las tropas mambisas, se presentó ante los españoles y se acogió al indulto. Esta errónea decisión lo convirtió en foco de atracción siendo acusado de traidor, de haber vendido a su jefe y planificado su asesinato. Los órganos de prensa tergiversaron la información y la convirtieron en la noticia más leída. El 13 de diciembre de 1896 el New York Herald publicó una carta en la que se aseguraba que Zer­tucha había recibido cincuenta mil pesos por dar muerte a Maceo. The Mail and Express declaró que Ma­ceo había muerto envenenado por su médico personal, el doctor Zertucha, quien hubo de rendirse luego a las tropas hispanas.

Los cubanos de la Isla y del exilio también lo acusaron. El galeno se defendió todo cuanto pudo, ante cada acusación emitió respuestas con elementos convincentes. Luego regresó a las tropas mambisas y exigió que le realizaran un Consejo de Guerra. Presidido por el general de división Alejandro Rodríguez Velasco el consejo se realizó el 21 de abril de 1898. Las conclusiones les fueron favorables, así quedó exonerado de toda responsabilidad. El general Alejandro le envió carta a Máximo Gómez donde le expresaba que después del análisis de informes escritos y verbales, se pa­tentizaba que los sentimientos patrióticos del doctor Zertu­cha no habían variado.

A pesar de lo anterior la sombra de la traición continuó acompañándolo, reincorporado a la campaña en las tropas del general José Mayía Rodríguez nunca más le otorgaron el grado de capitán que le correspondía como médico. Al término de la guerra regresó a Melena del Sur donde brindó sus servicios médicos con calidad; asimismo, ocupó otros cargos como jefe de la policía, concejal y jefe superior de sanidad. A las nueve de la mañana del 26 de octubre de 1905 falleció de cáncer en la lengua, tenía 49 años. Sirva este texto de homenaje al doctor Máximo Zertucha Ojeda, el galeno que durante mayor tiempo atendió a Antonio Maceo, en el 170 aniversario de su natalicio.

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abril 11, 2024 at 1:44 am
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