El latido de Cuba nació en el Oriente bravo. Melodías de un himno, previsor de nuestra nacionalidad. Con él, floreció la cubanía, nuestra cultura nacional. Y si hay sitio donde se defiende con el alma, es en Santiago de Cuba.
El Día de la Cubania, Santiago celebra como sabe hacerlo: con la piel, con la voz, con la memoria en movimiento. Defensa activa y trinchera de tradiciones que se levantan en cada esquina.
Defender las raíces es enseñarle a las nuevas generaciones la historia, el secreto del sabor de un caldero, el toque exacto del bongó. Es la herencia viva que pasa de mano en mano, de corazón a corazón. Es la trova que renace en una esquina cualquiera, donde el eco de Sindo Garay dialoga con las nuevas voces.
Es entender que en esta tierra, la conga no es solo ritmo y fiesta, es resistencia. Es la rumba en un patio, la herencia africana que se niega a ser silenciada.
Porque en Santiago, la cultura es sudor y es comunidad. Es el esfuerzo colectivo por mantener viva la llama. Es la Fiesta del Fuego, el Carnaval, son los pulmones de una ciudad que se hace de música y se vuelve pura identidad.
Este 20 de octubre, día de la cultura Nacional, Santiago celebra sus tradiciones. Las riega con el orgullo de ser cuna. Porque aquí, la cultura no es algo que se recuerda. Es algo que se vive.