Cada 14 de junio, el mundo une sus pulsos para celebrar a quienes ofrecen un regalo irreemplazable: sangre segura. El Día Mundial del Donante de Sangre no solo rinde homenaje a los héroes anónimos que donan vida de forma voluntaria y altruista, sino que también nos interpela como sociedad. Bajo el lema «Dona sangre, dona esperanza: juntos, salvamos vidas», la campaña de 2025 nos recuerda que un gesto tan sencillo como 20 minutos de nuestro tiempo, puede ser el latido que salve tres vidas.
La fecha conmemora el nacimiento de Karl Landsteiner (1868-1943), el científico austríaco que descubrió los grupos sanguíneos ABO, sentando las bases para las transfusiones seguras. Su Nobel de Medicina en 1930 no fue solo un reconocimiento académico; fue el inicio de una cadena global de solidaridad que hoy sostiene sistemas sanitarios en todo el planeta.
Pese a los avances, la disponibilidad de sangre segura sigue siendo crítica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta, muchos países aún luchan por garantizar suministros suficientes. La clave, insisten los expertos, está en las donaciones regulares y no remuneradas, solo así se asegura calidad, seguridad y reservas para emergencias. Hoy, el 42% de la sangre mundial se recolecta en países de altos ingresos, donde vive apenas el 16% de la población. La inequidad es palpable.
¿Quién puede donar?
Los requisitos son claros y accesibles:
– Salud y edad: Entre 18 y 65 años, con más de 50 kg y tensión arterial normal.
– Exclusiones clave: Sin enfermedades infecciosas (VIH, hepatitis), consumo de drogas, embarazo, cirugías o tatuajes recientes (4 meses), ni tratamientos con antibióticos.
– Proceso seguro: Evaluación médica previa, extracción en 20 minutos, y recuperación con hidratación y reposo.
Donar sangre es un pacto colectivo. Los servicios de transfusión, columna vertebral de los sistemas de salud, dependen de ciudadanos que entienden que la sangre no se fabrica, se comparte. Ante desastres, cirugías complejas o enfermedades crónicas, es el recurso que marca la diferencia entre la vida y la muerte.
Este 14 de junio, convirtamos el legado científico de Landsteiner en actos concretos. Acudamos a los bancos de sangre, difundamos los requisitos, derribemos mitos. Porque cada donante es un faro de esperanza. Juntos, somos la vida que fluye para otros.