jueves 04 septiembre 2025

Cuando se cumplen los acuerdos se detienen los flujos migratorios irregulares

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Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Los acuerdos migratorios entre Cuba y Estados Unidos, al igual que los firmados con otros países del mundo, constituyen pasos sólidos de la cooperación y la prevención para frenar la migración irregular y los delitos conexos

Autor: Francisco Arias Fernández

Cuba y Estados Unidos lo han confirmado a lo largo de las últimas décadas: momentos de éxodos estimulados por las propias políticas coercitivas y de bloqueo se frenaron en seco cuando la posibilidad y la esperanza de abrir caminos civilizados y normales para la migración regular, segura y ordenada, se hicieron realidades en acuerdos migratorios vigentes, y que ambas partes deben respetar y defender en bien de las relaciones bilaterales, la seguridad nacional de sus pueblos.

 Un paso positivo y decisivo en ese noble propósito fue la Declaración Conjunta Cuba-EE. UU. sobre temas migratorios, o Acuerdo del 12 de enero de 2017, que ratifica los anteriores, y en la que los dos países mostraron su compromiso en la prevención a la migración irregular, en impedir las salidas riesgosas de la República de Cuba, que ponen en peligro la vida humana, y en luchar contra los actos de violencia relacionados con la migración irregular, como la trata y tráfico de personas; y en comenzar el retorno regular de los ciudadanos cubanos, como se establece en la letra del acuerdo.

El texto recordaba, desde el inicio, que una de las motivaciones principales de aquel paso era el interés de normalizar las relaciones bilaterales sobre la base de la observancia de los propósitos y principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, incluidos los relacionados con la igualdad soberana de los Estados, la solución de controversias internacionales por medios pacíficos, el respeto a la integridad territorial y la independencia política de los Estados, así como la promoción y estímulo del respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos.

Por supuesto, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, el 20 de julio de 2015, basadas en el respeto mutuo y la voluntad política de fortalecer los nexos bilaterales y establecer nuevos entendimientos en diversos temas de interés común, era un factor clave para crear un clima de confianza entre las propias personas interesadas en emigrar o viajar temporalmente, y asumieron la seriedad de aquel acuerdo.

Pero ambas partes lo habían manifestado, anteriormente, con los comunicados conjuntos del 14 de diciembre de 1984 y el 9 de septiembre de 1994, y la Declaración Conjunta con fecha 2 de mayo de 1995, que permanecen en vigor, salvo lo dispuesto por la Declaración Conjunta de 2017.

FRUTOS DEL ENTENDIMIENTO

La mesa de negociaciones, el entendimiento y el cumplimiento estricto de lo acordado siempre dio frutos y contribuyó al objetivo deseado por las partes. Así lo demuestran las estadísticas, inmediatamente después de aprobarse aquellos acuerdos.

El día que entró en vigor el Comunicado Conjunto de 1994 se detuvieron, de inmediato, las salidas ilegales del país, y las decenas de hechos en un solo día, con cientos de participantes, se redujeron a cero.

En medio de una muy compleja situación socioeconómica, el Gobierno cubano adoptó las medidas pertinentes para garantizar el cumplimiento estricto de lo acordado, y detuvo, con efectividad, la migración irregular a lo largo de miles de kilómetros de sus costas, pese a lo costoso de la operación.

Prueba del impacto positivo inmediato que tuvo la entrada en vigor de la Declaración Conjunta del 12 de enero de 2017 es que, entre ese día y el mes de septiembre de 2017, según estadísticas de las propias autoridades norteamericanas, solo 2 057 cubanos llegaron a EE. UU. sin visas, la mayoría de ellos a la frontera con México. Cifras del Departamento de Estado señalaron, entonces, que el acuerdo había reducido el flujo total de la inmigración procedente de Cuba en un 64 % con respecto al año fiscal 2016, y el número de migrantes irregulares interceptados en el mar disminuyó en un 71 %.

Por su parte, la Jefatura de las Tropas Guardafronteras de Cuba tiene registrado que, tras la entrada en vigor del acuerdo, solo se produjeron 60 hechos con 666 participantes, lo que representó una disminución del 94 % de los hechos y del 92 % de los participantes, respecto al año 2016, muestra de una reducción significativa y un impacto disuasivo de la Declaración Conjunta, que incluyó la eliminación de la política de «Pies Secos–Pies Mojados».

Del total, solo 24 salidas se dirigieron a territorio estadounidense, con 190 participantes, que fueron interceptados por el Servicio de Guardacostas de EE. UU. y devueltos a Cuba, en cumplimiento de los acuerdos.

EL ALTO VALOR DE LA COORDINACIÓN CON LAS CONTRAPARTES

El Gobierno de la República de Cuba, fiel a sus obligaciones internacionales y a su legislación, ha cumplido cabalmente con los  acuerdos migratorios bilaterales con diferentes países, y ha asegurado siempre las medidas necesarias para continuar impidiendo las salidas irregulares, enfrentar el tráfico de personas y el fraude de documentos, al tiempo que ha mantenido una estrecha coordinación con las contrapartes estadounidenses y de países vecinos, en los que el nuevo acuerdo también tuvo un impacto positivo.

Desde 2017 hasta el 28 de febrero de 2025, Cuba ha asegurado la devolución de 22 892 migrantes irregulares desde diferentes naciones de la región. Específicamente por las autoridades estadounidenses, se han recibido 18 415 devueltos.

Entre estas últimas sobresalen 53 vuelos que regresaron a 4 009, en correspondencia con la letra del acuerdo, y 339 retornos por el Servicio de Guardacostas, que trasladaron a 14 406.

Solo en 2024, nuestro país coordinó con otros países de la región, incluido EE. UU., 93 operaciones de retorno, con un total de 1 384 personas devueltas.

Tal como expresa la letra de la Declaración Conjunta de 2017, ambas partes manifestaron su decisión de desalentar, resueltamente, los actos ilícitos vinculados con la migración irregular, promover la cooperación bilateral eficaz para prevenir, y procesar el tráfico de personas, así como los delitos asociados a los movimientos migratorios, que ponen en peligro su seguridad nacional, incluyendo el secuestro de aeronaves y embarcaciones.

Los acuerdos migratorios entre Cuba y Estados Unidos, al igual que los firmados con otros países del mundo, constituyen pasos sólidos de la cooperación y la prevención para frenar la migración irregular y los delitos conexos, acorde con la Carta de las Naciones Unidas, y nuestro país ha defendido la materialización de encuentros periódicos entre las partes, para asegurarse de que la acciones coordinadas en virtud de los documentos firmados se llevan a cabo de conformidad con sus respectivas leyes y obligaciones internacionales.

La actitud firme y la seriedad de Cuba en el cumplimiento de sus compromisos, probada con hechos concretos a lo largo de las últimas décadas, y las estadísticas que dan fe del estricto cumplimiento de la Declaración Conjunta de enero de 2017, ratifican que, cuando se cumplen los acuerdos, se detienen los flujos migratorios irregulares, y que la cooperación es imprescindible.

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