A la nación cubana le asiste el privilegio de alistar en su historia a hombres y mujeres, paradigmas eternos por su entrega leal, al bien de todos, a riesgo de su vida. Es como un valor enraizado con el acontecer social y el amor y respeto por la condición humana.
Muchos son los que colman el pedestal de la Patria con una huella imborrable en la conciencia y los sentimientos de la gente. Por eso aunque hayan pasado muchos años de su existencia siempre están presentes para animar, trazar conductas y validar con justicia todo cuanto se haga, desde la honestidad y el humanismo, a ultranza de cualquier obstáculo.
En el corazón de cada cubano siempre ocupará un espacio importante aquel hombre, quien resumió en si la identidad de su pueblo por su bondad, valentía, humildad, preciada justicia y dispuesto siempre a acabar con el oprobio y la maldad. Fue aquel de la sonrisa franca, bonachón y simpático hasta en los momentos más difíciles; aquel a quien Fidel le preguntó, recién triunfada la Revolución, en medio de un discurso: ¿Voy bien, Camilo? .
Camilo Cienfuegos Gorriarán, no hay quien no conozca tu heroica vida, pero hoy no basta tu recuerdo en renglones grabados en un libro, en un discurso, o con palabras altisonantes para reiterar cuánto te sigue amando el pueblo; hoy cada cubano precisa revelarte en el arrojo consciente para vencer batallas, con vasta determinación y confianza, con la fortaleza del guerrillero y el acompañamiento de aquella sonrisa ingenua, franca y dulce, imagen auténtica de los hijos de esta tierra.
Más allá de las flores, cual besos entregados al mar, cual suprema expresión de amor y reconocimiento, la impronta de tu paradigma se visualiza en el emprendimiento cotidiano, que vive rompiendo barreras. No son pocos los desafíos, pero se tratan de vencer aunque muchas veces parezca palidecer la luz del camino.
Sucede que en cada cubano hay un Camilo, sin miedo a las tempestades, con cualquier número de problemas por resolver, pero presto siempre al desafío, mientras se matizan los momentos con optimismo o un chiste oportuno. Así fue Camilo y así somos los cubanos, alegres, sinceros y un hueso duro de roer e indoblegables, antes los desmanes del enemigo.
A 65 años de su desaparición física, Camilo, el expedicionario del Granma, el Comandante del Ejército Rebelde, el Héroe de Yaguajay y Señor de la Vanguardia aviva el fuego de la resistencia y la sagacidad para seguir viviendo en los cubanos, porque, como dijera José Martí: “No mueren nunca sin dejar enseñanza los hombres en quienes culminan los elementos y caracteres de los pueblos…”.