El joven bombero Elier Correa Aguilar, fallecido a consecuencia de las lesiones sufridas durante las labores de extinción del incendio en la Base de supertanqueros de Matanzas, recibió hoy el homenaje del pueblo de esta, su ciudad natal.
Encabezadas por las máximas autoridades políticas, gubernamentales y del Ministerio del Interior en la provincia de Granma, las honras fúnebres tuvieron lugar en la emblemática Plaza de la Patria, donde se le dedicaron flores y guardias de honor en señal de dolor, agradecimiento y respeto.
Previamente, durante una breve parada del cortejo que trasladó sus cenizas, el combatiente recibió un sincero tributo de colegas del Cuerpo de Bomberos y dirigentes del vecino territorio de Las Tunas, según reportó el periodista Gianny López Brito.
La conmoción popular por la muerte de Elier es patente, además, a través de las redes sociales, espacio en el cual, y durante varias jornadas, muchos estuvieron al tanto de su estado de salud y pidieron por su salvación.
Gran parte de esas emociones se sintetizan en las palabras del primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, quien en su cuenta de Twitter lo calificó como otro héroe de la hazaña en Matanzas.
Gracias a la proeza de hombres como él, se controló el incendio. Mis condolencias a sus seres queridos, añadió el mandatario cubano.
Correa Aguilar, de 24 años de edad, nació en Bayamo, el 12 de febrero de 1998, y cumplió el Servicio Militar en Granma, en la unidad de Bomberos.
Por sus resultados y disciplina en el cumplimiento de las tareas y misiones, actitud personal y conocimientos adquiridos, fue seleccionado para cursar la Escuela Nacional de la especialidad, en La Habana.
Al graduarse laboró como oficial de guardia en el Órgano Central, y luego fue designado Jefe de Carro Bombero profesional en el Comando del aeropuerto de Matanzas.
Según trascendió en estos días, amaba su profesión y al conocer del siniestro decidió ayudar, pese a estar de descanso.
Sus cenizas fueron depositadas en el Panteón de los Caídos en la Defensa de la Patria, en la necrópolis de Bayamo.
