Alegorías de machetes de plaza santiaguera, orgullo de escultor Guarionex

La Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales, de esta ciudad, que en octubre venidero cumplirá 30 años de inaugurada por Fidel Castro, muestra la obra artística del escultor Guarionex Ferrer Estiú con las alegorías de los machetes.

Santiago de Cuba, 4 ago.— La Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales, de esta ciudad, que en octubre venidero cumplirá 30 años de inaugurada por Fidel Castro, muestra la obra artística del escultor Guarionex Ferrer Estiú con las alegorías de los machetes.

Son 23 láminas de acero dispuestas de manera ascendente desde la posición horizontal hasta una enhiesta con más de 30 metros, símbolo de la verticalidad del pensamiento del Titán de Bronce, como se conoce a Antonio Maceo Grajales.

El número de piezas representa la fecha de reinicio de las guerras libertarias en Cuba, el 23 de marzo de 1878, tras la viril Protesta de Baraguá, protagonizada en tierras orientales por el mayor general del Ejército Libertador.

Su disposición en el espacio respondió a una idea artística de Guarionex, quien junto a escultores, historiadores, pintores y otros especialistas, se inspiró en ese hecho histórico.

Bertha Ferrer Estiú, hermana del creador, destacó a la Agencia Cubana de Noticias que en el entorno de la plaza mucho impresionan las alegorías de los machetes, por su tamaño y simbolismo.

Era una obra que mucho lo enorgulleció, dijo del talentoso artista de la plástica fallecido en 2007 a los 60 años de edad, cuando le quedaba mucho por dar en el arte.

Recordó que Guarionex tiene otras muchas creaciones monumentales en Santiago de Cuba y Las Tunas, y en la primera provincia mencionó el busto en bronce de Carlos Manuel de Céspedes, emplazado en San Lorenzo, paraje intricando del actual municipio de Tercer Frente, donde cayó el Padre de la Patria.

Reconoció que la pasión por el arte le llegó a él de su abuelo y su progenitor.

Llamado el primero Esteban Ferrer Vargas, se destacó como pintor y restaurador de iglesias, en tanto su padre, Antonio Ferrer Cabello, fue un notable pintor retratista, con preferencias de reflejar el paisaje urbano, detalló Bertha.

Este último, precisó, deseó poner a casi todos sus hijos nombres de origen indígena, como artista soñador que era.

Guarionex fue el mayor de los tres varones, a Vladimir no pudo llamarlo Caunabó como pretendía y a Guamá debió ponerle delante Antonio, pues no se le permitió entonces, manifestó.

La mayor de todos fue Gisela Andrea, mientras a Bertha quiso nombrarla Yareya, pero tampoco se pudo. (Marlene Montoya Maza)

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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