Santiago de Cuba, 9 mar.— A María Victoria Cabrera (Mayi) poco le gustan los reconocimientos por su encomiable labor frente a la COVID-19, en tanto responsable del laboratorio de virología de Santiago de Cuba, uno de los tres primeros del país destinados a la detección del SARS-CoV-2, virus causante de esa enfermedad infecciosa.
Con casi 30 años de ejercicio profesional, esta doctora acumula vasta experiencia en el diagnóstico microbiológico de múltiples padecimientos como la fiebre tifoidea, influenza AH1N1, cólera, zika, dengue, y desde hace un año determina la presencia del SARS-CoV-2.
Para ella el desempeño durante la actual pandemia significa crecimiento en todos los órdenes y afianzamiento de los valores de solidaridad y humanismo distintivos de la medicina en Cuba.
En exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias, comentó cuán complejo se tornó el estudio, mediante PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) en tiempo real, debido a la dispersión del patógeno, al incremento de las muestras provenientes de las cinco provincias orientales y al elevado número de personas positivas confirmadas a diario, lo cual exigía celeridad en los resultados para proseguir con los protocolos establecidos.
La comprensión de que de nuestros procederes confiables y exactos dependen, en buena medida, las acciones necesarias para cortar la transmisión de la epidemia y devolverle la estabilidad sanitaria al pueblo, conlleva a laborar con denuedo, sin reparar en horario ni días especiales, sostuvo.
Ella jamás desliga su condición de médico con la persona, de ahí su tristeza ante la confirmación del SARS-CoV-2 en niños, en especial lactantes y menores de cinco años, y gestantes, a sabiendas de las complicaciones y secuelas de la patología en esos grupos vulnerables.
Gracias a su capacidad organizativa y de ejecución, Mayi nucleó a su alrededor, desde inicios de la epidemia en marzo de 2020, a un equipo de 15 santiagueros que mantuvieron, y aún lo hacen, la vitalidad de la institución de salud, conscientes de su papel en esta batalla por la vida, y sin renunciar a su deber social pese a incomprensiones y a costa del sacrificio de sus familias.
La microbióloga también se erige como ejemplo para las jóvenes generaciones, lo cual confirmó el informático Jeyker Prado, quien agradeció la rectitud, exigencia y, sobre todo, protección de Mayi para con todos sus compañeros dentro y fuera de la entidad.
Cabrera dedica espacio al entrenamiento técnico de los voluntarios de las universidades de Ciencias Médicas y Oriente incorporados a la realización de PCR y otros profesionales procedentes de la zona suroriental que se preparan para trabajar en los laboratorios de Guantánamo, ya en funcionamiento, y Granma, en etapa constructiva.
María Victoria o Mayi, como se prefiera llamarle, constituye una de las tantas féminas que consagran su quehacer a salvar vidas y escriben la historia de Cuba contra la COVID-19.
Hoy ella y sus compañeras, mayoría en el laboratorio de virología, celebran el Día Internacional de la Mujer en una sociedad con nuevos derroteros en materia de igualdad de género, pero con derechos materializados que toca defender y llevar a niveles superiores. (Beatriz Vaillant Rodríguez)