Los zanjoneros que recuerden Baraguá

Santiago de Cuba, 7 dic.— Por estos días convulsos por la incidencia de la pandemia Covid-19, sus rebrotes en prácticamente toda la isla se sumó al panorama una nueva epidemia con incidencia peligrosa para la libertad, pero para esta si existe la vacuna ideal siempre lista que se llama dignidad.

Localizado en la capital del país el llamado movimiento de San Isidro, una farsa orquestada por el imperio aglutino a un grupo de artistas e intelectuales pidiendo diálogo con el Ministerio de Cultura en busca de determinadas reivindicaciones solo que el guión de la conversación y su objetivo principal ha estado dirigido desde los Estados Unidos, con las pretensiones de siempre, desestabilizar el país, dividirnos y someternos.

Algunos confundidos, otros conscientes de sus intereses y terceros asalariados me recordaron aquella triste página de la historia de Cuba, el Pacto del Zanjón firmado en febrero de 1878 y rubricado por una parte de los dirigentes políticos y militares de la isla en aquella época y que no fue más que un acto de capitulación.

La historia recoge los factores decisivos que aceleraron aquel lamentable acontecimiento, la falta de una sólida dirección revolucionaria capaz de unir a todas las fuerzas partidarias de la independencia, pérdida de confianza en el triunfo de las armas revolucionarias como resultado de la confusión general creada en las filas insurrectas y la ausencia de un programa político capaz de enfrentar ideológicamente la ofensiva española.

Antonio Maceo Grajales, entre otros cubanos estuvo consiente en todo momento de lo que representaba ese pacto y se opuso enérgicamente, teniendo su máxima expresión en la viril Protesta de Baraguá que protagonizara frente a el general español Martínez Campo.

La intransigencia de Maceo al ver en peligro la libertad y las intenciones del enemigo marco un precedente en el alma de la nación dejando claro como proceder ante los zanjoneros y que por sobre todas las cosas siempre hay que defender la independencia.

Estos días han sido la confirmación de que en Cuba existe una sólida dirección revolucionaria unida a su pueblo y en lucha junto a él, gran confianza en las potencialidades de ese pueblo y en su juventud y que con la misma intransigencia de Maceo se defiende la libertad que hoy disfrutamos.

Por ello a los zanjoneros recordarle Baraguá a 124 años de la caída en combate del Titán de Bronce quien nos legó su compromiso e intolerancia con todo lo opuesto a Cuba y su soberanía.

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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Con los vende patria,los mercenarios; ¡No ,nos entendemos!

Maceo con su intransigencia revolucionaria salvó el honor de los cubanos que ansiaban la independencia, la abolición de la esclavitud y el deseo de tener una patria soberana, contra la vergonzosa rendición del Pacto del Zanjón: Cuba es y será un eterno Baraguá.

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