lunes 18 agosto 2025

Salvar la cultura: comprometimiento y lealtad

La disposición perdurable de salvar la cultura como prerrogativa indispensable para salvar a la Patria, va más allá de un enunciado, fruto de las raíces, de la experiencia histórica y de los valores construidos, es poderosa razón ineludible, cual sentencia determinante en la vida de los cubanos.

No se trata de asumir la cultura en el concepto restringido del universo artístico, es un componente esencial, en tanto contempla la creación espiritual; mas la obra material de los individuos es también parte inseparable. Nuestra cultura es reservorio de conocimientos y sentimientos, que revelan el crecimiento humano en la creación material y espiritual.

En Cuba ese crecimiento es tácito en la obra social de notable magnitud, con independencia de todos los empeños de las gobernaciones norteamericanas de sofocar la conquista del pueblo; esa política concretada en una guerra económica y mediática, es desafío constante a la inteligencia, el emprendimiento y la cohesión social.

Cuba necesita de la cultura para levantar su economía y eso se traduce en conocimiento y voluntad, y permanente creatividad en consonancia con la resistencia y la determinación de vencer los obstáculos, con o sin bloqueo, lo que significa ser capaces de ascender con unidad.

El bloqueo seguirá siendo un impedimento real y una disputa permanente entre un Goliat, preso de su cruel cobardía, frente a un David vindicado por la historia y fortalecido con la verdad.

En el amplio campo de la cultura, tiene un carácter indisoluble la creación artística, garante importante de la sensibilidad humana,  de la  construcción y revitalización de valores, atemperados a las urgencias sociales y las circunstancias históricas, desde los preciados principios de la obra social cubana.

Quedan muchos trechos por resolver, nada fáciles,  sobre todo los referidos al desarrollo sostenible  de las producciones con la soberanía que nos identifica, con vasto poder creativo y la determinación de contribuir a corregir comportamientos, ajenos a los principios de la sociedad.

Salvar la cultura es mantener la identidad, es defender las costumbres, no dejar que tendencias foráneas transgredan la idiosincrasia, los sentimientos y la capacidad de comprensión de los procesos; es sanear la decencia, no asumir como propios los códigos procedentes de otras geografías, contrarias a la naturaleza de los cubanos; es no perder la alegría innata que anima a avanzar. Salvar la cultura es comprometimiento y lealtad de esta generación.  

José Martí le adjudicaba a la cultura el valor de ser la madre del decoro y decía además que: “La savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios, es, sobre todo los demás, la propagación de la cultura”.

Sobran palabras. Basta una razón potencial: Salvar la Cultura para salvar a la Patria.

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abril 11, 2024 at 1:44 am
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