Martí y ése “misterio que nos acompaña”, dijo el coloso José Lezama Lima. Y no le resto calibre a esta célebre frase, todo lo contrario, cuando llego a la conclusión que hasta ahora no conozco un historiador, periodista, escritor, poeta, artista, incluso, por error, un político que haya dicho sobre la visita de José Martí a la ciudad de Santiago de Cuba, la urbe madre de grandes generales del ejército mambí y de muchas personalidades, tanto nacionales como universales, y que por esos giros grandes que da la historia, acogió en su seno el descanso definitivo de los restos del Apóstol.
Es la ciudad que miró desde las afueras y la llamó “la infatigable Santiago”, aunque fue epicentro gubernamental del otrora Oriente Cubano (todavía lo es), pero recuérdese que los españoles trasladaron desde Baracoa a Santiago el mando capital y fue desde aquí que partió la invasión de Oriente a Occidente en la guerra grande de 1895.
No quiere decir que Martí menospreció a Santiago, no, todo lo contrario. Sabía del peligro y la importancia de esta plaza capital oriental y, por eso, siempre estuvo cerca como consta en el Diario del Delegado, según Los últimos 38 días de Martí en Cuba” Dr. Roberto Andrés Verrier Rodríguez.
Desde la misma caída en combate el 19 de mayo de 1895 en Dos Ríos, hoy provincia de Granma, ocurrieron en dirección a Santiago de Cuba cinco enterramientos del Héroe Nacional: de Contramaestre, Palma Soriano y San Luis hasta Santa Ifigenia donde no fue hasta el 30 de junio de 1951 cuando sus restos quedaron, definitivamente, en el majestuoso Mausoleo erigido a la memoria del genial político, mediador, periodista, proselitista e ideólogo de la Guerra Necesaria.

Y hasta aquí no quedó su vínculo con Santiago de Cuba, según consta en las investigaciones de varios historiadores, por ejemplo, la actualización la bebemos del Dr. Israel Escalona Chádez, “Biografía e historiografía sobre José Martí”. Aquí el Profesor Titular de la Universidad de Oriente hace un recuento o balance sobre las numerosas obras escritas sobre nuestro Apóstol, dice del impacto temático y su diversidad de enfoques, etapas y estructuración de los estudios.
El Profesor Titular Israel Escalona Chádez refleja “la marcha de las investigaciones martianas”, como es necesario “atender a las bibliografías publicadas al respecto, desde la elaborada por Fermín Peraza Sarauza hasta los más recientes levantamientos bibliográficos insertados en el Anuario Martiano y el Anuario del Centro de Estudios Martianos.”
Claro, para la gran mayoría el impacto del ideario Martí se acentuó en Santiago de Cuba como el “autor intelectual del Asalto al Cuartel Moncada”, como aseguró Fidel en el proceso judicial tras los hechos del 26 de julio de 1953; dígase del nombre martiano de uno de los principales paseos de la ciudad; del gigante distrito urbano edificado por la Revolución; el propio nuevo Museo de la Columna 1, José Martí en el otrora Ayuntamiento, en el paso más importante de la calle Aguilera, en el céntrico parque Céspedes.
Y como orgullo, muy cerca de la sede de este canal de televisión santiaguero, en la esquina de la carretera central y paseo Martí, fue erigido por el Grupo Caguayo una réplica del Apóstol con su Ismaelillo, obra del maestro Alberto Lescay Merencio cuya original se haya en la tribuna antimperialista de La Habana.
Súmele la filial provincial del Movimiento de Instructores de Arte “José Martí”, los concursos auspiciados por el sistema de educación, incluso, hasta la propia Delegación santiaguera de la Unión de Periodistas de Cuba inscribió hace más de dos décadas el Concurso y Taller que honra al Maestro, siempre con la asesoría del Movimiento de Historiadores de Cuba y de la Sociedad Cultural que ostenta el prestigioso nombre del Delegado, Héroe y Apóstol de la Patria.