Sorprende en una esquina una banda mexicana, igual una subidita más, precisamente, donde se halla el emblemático museo Emilio Bacardí Moreau, a cien metros del parque Céspedes, donde los colores se multiplican con las primeras Catrinas en pleno apogeo, a propósito de la Fiesta del Fuego dedicada ahora a la cultura mexicana y su tradición de odas a los muertos, con alegría, pasión y respeto al difunto que nunca se fue, sino comparte otra dimensión.
Con la bendición de Mpakas y Catrinas.
Del “México lindo y querido” llegan estos artistas con sus sombreros de ala ancha, las sonrisas sanas, los cantos mariachis, los vestidos holgados y los disimiles maquillajes que connotan también un desfile por los muertos, una celebración que acogen muchos santiagueros con asombros, sin embargo, cubanos y mexicanos ríen, bailan, arrollan, cantan, compiten con tambores, movimientos atrevidos y coros.
En cualquier esquina de la calle Aguilera el público colma las aceras y muros de la añejada ciudad que el próximo día 25 cumplirá sus 58 años de fundada, como otrora villa colonial española de donde partió el célebre Hernán Cortés para la conquista del gran México, cuya cultura hoy celebramos como símbolo de resistencia.
El desfile de la serpiente se mueve más con las congas santiagueras no sólo de “Paso Franco” y “Los Hoyos”; luego, la Banda de los Pericos Ripiaos; de Palma Soriano el Grupo Folclórico Los Mecongò con su rojo picante; “El Cabildo Cimarrón” y el coro “Voces del Milagro” de El Cobre; les siguen los integrantes del Grupo Portador “La Palmita” vestidos de blanco y desde Ciego de Ávila llega “Nago” con el predominante amarillo.
Detrás aparece en negro la delegación de Lamentin de Martinica con el redoble de panderetas y panderos y un contagioso ritmo que se forma con la entrada de las cornetas, siempre latente las raíces del “zouk” o “word music” y los tradicionales toques del “belé” y la “biguine”.
No faltan los hombres carrosas, payasos, los Chaguitos, el grupo de motoristas Lama y Las Voluminosas, siempre cargadas de alegrías y contra los estereotipos feministas.
Allá van todos, bajando lomas y al encuentro bendito con Juan Martén, Sacerdote de Ifá
Cae la tarde, el calor no se disipa en la ciudad de Santiago de Cuba y cuando muchos iban en retirada, el toque de la Steel Band de El Cobre hizo presencia, pero en verdad, el cierre mejor fue con las Congas “Los Hoyos” y “Paso Franco” y la concentración popular muy disciplinada en la cual se incorporaron no pocos extranjeros, entre ellos, un mexicano dijo:
“¡Cómo lo logran, no lo sé, pero esto sí es único, Chévere de verdad…!