El 3 de diciembre, Día de la Medicina Cubana, una fecha que honra la labor de miles de profesionales dedicados al cuidado de la salud y rinde tributo al natalicio del doctor Carlos J. Finlay, uno de los científicos más brillantes de la historia médica mundial.
El 3 de diciembre, Finlay vio la luz en 1833. Su aporte más trascendental (la teoría del agente transmisor de la fiebre amarilla a través del mosquito Aedes aegypti) cambió para siempre el rumbo de la medicina tropical y salvó incontables vidas en el planeta.
Su descubrimiento situó a Cuba en el mapa científico internacional y abrió caminos que aún hoy sustentan la epidemiología moderna.
Por ello, la fecha de su natalicio se convirtió en el día por excelencia para reconocer la entrega, el humanismo y la calidad profesional de quienes integran el sistema de salud cubano.
La Medicina Cubana tiene una tradición de más de un siglo marcada por tres principios esenciales:
Accesibilidad: La salud como derecho universal.
Prevención: La atención primaria como eje del sistema.
Solidaridad: La cooperación médica internacional como misión humanista.
Desde consultorios y policlínicos hasta hospitales especializados, el modelo cubano ha apostado por la cercanía, el enfoque integral del paciente y la formación continua del personal de salud.
En Cuba, ser médico no es solo una profesión, sino un compromiso ético y social. Las largas jornadas, la entrega en situaciones de crisis como huracanes, epidemias o misiones internacionales y la cercanía con las comunidades convierten al personal sanitario en una figura central de la vida nacional.
Los avances en áreas como la biotecnología, la vacunación, la cirugía pediátrica, la medicina preventiva y la creación de vacunas propias reflejan la solidez del sector.
El Día de la Medicina Cubana no solo celebra logros; también invita a reflexionar sobre los retos actuales:
1- La necesidad de fortalecer infraestructuras hospitalarias.
2- La actualización constante de tecnologías sanitarias.
3- La formación de nuevas generaciones de profesionales comprometidos.
4- El reconocimiento al personal de enfermería, técnicos y trabajadores de apoyo que sostienen el sistema.
Más de un siglo después, el nombre de Carlos J. Finlay continúa siendo inspiración. Su disciplina, visión científica y perseverancia frente al escepticismo internacional lo consolidan como un símbolo del pensamiento médico cubano.
Hoy, su legado vive en cada consulta, cada brigada, cada investigación y cada profesional que hace de la salud su vocación de vida.