Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences el 28 de octubre ha identificado en la Antártida las muestras de hielo y aire más antiguas de la Tierra, con una antigüedad aproximada de seis millones de años.
Según la investigación, las minúsculas burbujas de aire selladas dentro del núcleo de hielo, extraído de la región de Allan Hills en la Antártida Oriental, ofrecen una visión excepcional de cómo era la atmósfera terrestre en el pasado remoto.
La impresionante datación de las muestras se logró mediante mediciones del decaimiento de un isótopo del gas noble argón. Por otro lado, el análisis de los isótopos de oxígeno reveló que, a lo largo de estos seis millones de años, el hielo se enfrió aproximadamente 12 grados Celsius.
Si bien existe abundante evidencia de que la Tierra era significativamente más cálida y el nivel del mar mucho más alto en la época de formación de la muestra, este hallazgo constituye la primera evidencia que cuantifica el enfriamiento del clima de la Antártida desde entonces.
Sarah Shackleton, directora de la investigación, explicó la importancia del descubrimiento al señalar que “los núcleos de hielo son como máquinas del tiempo que permiten a los científicos observar cómo era nuestro planeta en el pasado”. Añadió que los núcleos extraídos en Allan Hills están ayudando a los investigadores a “viajar atrás en el tiempo” más de lo que creían posible.
Este hallazgo establece una serie de nuevos récords. Hasta el 2 de octubre, el núcleo de hielo continuo más antiguo conocido, anunciado por un proyecto europeo, tenía 1,2 millones de años.
Las muestras de Allan Hills amplían la cronología varios millones de años más, aunque a diferencia del hallazgo europeo, se trata de fragmentos discretos y no de un núcleo continuo.
Ed Brook, director del Centro para la Exploración del Hielo Más Antiguo (COLDEX), calificó el descubrimiento como el más importante de este centro hasta la fecha. La región de Allan Hills es excepcional para este tipo de hallazgos debido a su topografía, los fuertes vientos y el frío intenso, que permiten encontrar hielo antiguo a poca profundidad.
Las próximas investigaciones se centrarán en reconstruir las concentraciones de gases de efecto invernadero y los niveles de calor oceánico preservados en las burbujas de aire atrapadas. Este trabajo permitirá comprender con mayor precisión las fuerzas que han impulsado el cambio climático a largo plazo en la historia de nuestro planeta.
(Con información de RT en Español)
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