Autor: Elizabeth Naranjo
«La imagen de Palestina hoy es la de un padre que entierra a su pequeña sin haber escuchado su primera palabra. Es una mochila que no carga sueños ni libros, sino restos humanos. Es la imagen de un horno que no cocina pan, más bien es la muestra de la muerte por inanición. Pero también es la imagen de un pueblo que se niega a rendirse. Que ama la vida».
De esa manera describió el genocidio en Gaza, Abdalah Samir, joven palestino que estudia de Medicina en Cuba, quien, con entrecortada voz, agradeció a la Isla por su apoyo permanente.
«Palestina se une a Cuba, hombro con hombro, porque su ejemplo es una esperanza para nuestro pueblo». Así lo dijo en la Tribuna Antimperialista José Martí, en La Habana, a la que acudieron ayer más de 100 000 cubanos, acompañados por el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y los miembros del Buró Político, Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; Manuel Marrero Cruz, primer ministro; y Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización del Comité Central; para reclamar el fin de ese crimen bárbaro.
Con la inocencia y la espontaneidad propia de los niños, la pionera cubana Sabrina Padín León leyó una carta a sus «amigos palestinos»: «Ningún niño debería aprender primero a tener miedo antes que a leer. Sé que en medio del ruido y los gritos tú sueñas con vivir y crecer en paz, jugar fútbol, volver a tu casa y abrazar a tus abuelos sin miedo; y eso, amigo mío, es lo más poderoso que tienes: tu esperanza».