Autor: Luis A. Portuondo
Más de 23 000 familias santiagueras –que integran unas 40 000 personas– reciben de manera directa la atención del sistema de asistencia social, «no solo con las prestaciones monetarias, sino con alimentos, artículos de primera necesidad y otros concebidos al efecto para quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad, ya sea por discapacidad físico-motora, intelectual, o por cuestiones financieras».
Así explicó Ernesto González Ojea, director provincial de Trabajo y Seguridad Social, quien ponderó que cada circunscripción cuenta con un trabajador social, y todos los consejos populares y municipios con sus respectivas comisiones de atención y prevención social, a lo que se unen instalaciones del Sistema de Atención a la Familia, que en la provincia suman 126, ubicadas en su mayoría en zonas rurales y del Plan Turquino.
La distribución gratuita de módulos alimenticios –que llega a cerca de 100 000 individuos, y que por lo general están compuestos por arroz, granos, pastas alimenticias y varias unidades de sardinas– también beneficia a gestantes y niños con dietas por deficiencias nutricionales (bajo peso y talla).
La concesión de subsidios, la habilitación de locales y la adquisición de viviendas por el Estado en favor de esas personas también es destacable, como el funcionamiento de un Centro para la protección de personas con conducta deambulante, y el fomento del proyecto Con-Pasión, enfocado en la atención integral a cada individuo que se encuentra en tal situación.