domingo 07 septiembre 2025

La Casa de la Trova: Donde Santiago respira por la herida de una guitarra

 El aire en la calle Heredia es espeso, cargado de un calor que huele a mar, a ron derramado y a historia. Pero es justo ahí, en un portal verde que parece desafiar el paso de los siglos, donde ese aire se transforma. Deja de ser pesado y se vuelve música.

Es la Casa de la Trova, el pulso sonoro de una ciudad que cumple 510 años y que no concibe su existencia sin este santuario donde la guitarra es altar y el son, la religión.

Cruzar su umbral es un acto de viaje en el tiempo. No hay máquina alguna, solo la penumbra acogedora que revela, como en un sueño, paredes forradas de fotos en blanco y negro. Son los patriarcas: Miguel Matamoros con su sonrisa eterna, Compay Segundo con sus gafas oscuras y Ñico Saquito. Sus rostros no son decoración; son custodios. Vigilan que la tradición no se rompa, que el hilo dorado de la melodía no se corte.

510 Años de Eco Musical

Este año, Santiago de Cuba celebra sus 510 años. Medio milenio de revoluciones, poesía, resistencia y fiesta. La Casa de la Trova es la caja de resonancia de toda esa epopeya. Es el lugar donde la ciudad, famosa por su historia heroica, muestra su costado más vulnerable y auténtico: el que llora y canta por igual.

Es un diálogo constante. Los veteranos que mantienen viva la llama del bolero y la guaracha, buscando que la tradición no sea un ataúd, sino una semilla.

Las paredes, impregnadas de tantos años de rumba, no se resisten. Las absorben todo, porque saben que la esencia es la misma: la necesidad de contar una historia cantada.

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